Dejar morir a los embriones congelados
Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.

Fuente: catholic.net (con permiso del autor)

 

Hay quienes proponen que lo mejor que podemos hacer con los embriones congelados que han sido abandonados por sus padres (porque no los quieren, porque la cl�nica no los localiza, porque han muerto, etc.) es dejarles morir.

Existe, ciertamente, una distinci�n entre matar y dejar morir. Pero pueden darse casos en los que un “dejar morir” sea equivalente a matar. Pensemos, por ejemplo, en una persona que acaba de sufrir un infarto. Si un m�dico se niega a reanimarlo sin ning�n motivo aparentemente v�lido, no comete un crimen violento (no dispara al enfermo), pero su omisi�n es causa de una muerte que se habr�a evitado en el caso de que hubiese hecho lo normal en esos casos. Este ejemplo indica que no todo “dejar morir” es �ticamente correcto. Hay casos en los que es posible condenar judicialmente a quien ha omitido una ayuda debida a quien la necesitaba y ha provocado, por lo mismo, su muerte o un grave da�o.

�No podemos establecer una analog�a entre el dejar morir a un enfermo terminal y el dejar morir a los embriones congelados? En el caso del enfermo terminal, algunos actos m�dicos, que resultar�an �tiles en otros casos, resultan desproporcionados y s�lo provocan graves dolores y un alargarse de la agon�a. Tales actos han de ser evitados. En ese sentido, s� ser�a correcto “dejar morir” al enfermo terminal, siempre que no se omitan las curas b�sicas que se le debe como persona (hidrataci�n, nutrici�n, higiene, tratamiento del dolor, etc.).

El embri�n congelado se encuentra en una situaci�n muy distinta. Un porcentaje no peque�o de embriones congelados podr�a sobrevivir si fuesen descongelados de modo adecuado, y luego transferidos al �tero de una madre adoptante. En otras palabras, si mueren no es como resultado natural de la simple descongelaci�n, sino por el hecho de que, una vez descongelados, no han sido tratados de modo conveniente ni transferidos a un �tero. Estas omisiones ser�an la verdadera causa de su muerte.

Por lo mismo, hemos de reconocer que los embriones congelados no se encuentran en un proceso irreversible de muerte, como lo estar�a el enfermo terminal. Dejarles morir, por lo tanto, no es simplemente darles “permiso” para que desemboquen en la muerte a la que estar�an orientados “naturalmente” si se suprime la injusticia de la congelaci�n, sino que dejarlos morir implica el fracaso de una sociedad que no ha sabido garantizarles la transferencia al �tero de sus madres o en el �tero de alguna mujer que se haya ofrecido para darles una oportunidad de continuar su proceso vital.

Un ejemplo puede ilustrar esta valoraci�n. Imaginemos un laboratorio que tiene congelados dos grupos de embriones. El primer grupo son “embriones sobrantes”: sus padres han declarado no tener intenci�n de usarlos y han autorizado su destrucci�n o el que se les deje morir. El segundo grupo son embriones todav�a objeto de inter�s por parte de quienes los encargaron, en vistas a una futura transferencia (en unos meses o unos a�os). Un d�a un cient�fico decide descongelar y dejar morir a los embriones del primer grupo, pero se equivoca y deja morir a los del segundo grupo. Desde el punto de vista objetivo, la acci�n ha sido simplemente “dejar morir a embriones congelados”. En la pr�ctica, los “titulares de derechos” sobre esos embriones del segundo grupo demandar�n al cient�fico por imprudencia grave: ha destruido a hijos que todav�a eran deseados.

Alguno dir� que el valor de esos embriones nac�a precisamente del hecho de ser “bienes” especialmente apreciados por sus “poseedores”. Nosotros respondemos que un embri�n vale tanto si es querido como si no, tanto si se considera que puede ser “�til” para una transferencia futura como si sus padres ya no desean acogerlo y defender su derecho a la vida. En otras palabras, los dos grupos de embriones del anterior ejemplo tienen el mismo derecho a la vida y la misma dignidad. Indignarnos porque se ha “dejado morir” embriones deseados, y quedarnos impasibles si se “deja morir” a embriones no deseados, nos parece una enorme injusticia y un atentado grave contra el derecho a la vida que tiene todo embri�n, independientemente de si es o no es amado por quien deber�a responsabilizarse de su existencia.

Desde luego, si alg�n d�a la ciencia llega a determinar que a partir de 10, 15 � 20 a�os de congelaci�n, todos los embriones mueren al ser descongelados, incluso cuando se hace todo lo posible por rescatarlos para transferirlos en una mujer, en ese caso resultar�a absurdo e indigno mantenerlos congelados m�s all� de ese n�mero de a�os. En este supuesto, lo m�s correcto ser�a sacarlos del congelador y permitirles una muerte digna. Mientras no tengamos certeza acerca de este punto (certeza que es alcanzable s�lo por la ciencia, la cual no debe usar m�todos injustos para llegar a tal certeza), lo mejor que podemos hacer por estos embriones es buscar a alguien que pueda adoptarlos. Si nos faltan adoptantes, podemos mantenerlos todav�a por alg�n tiempo en estado de espera, en su situaci�n (que sigue siendo injusta) de congelaci�n, en vistas a que un d�a no muy lejano puedan ser adoptados.

Queda un punto problem�tico que ha sido suscitado recientemente. Pensemos en un embri�n que ha sido dejado morir por descongelaci�n. �Es posible, desde el punto de vista �tico, tomar sus c�lulas a�n vivas, cuando haya muerto, para usarlas como material de experimentaci�n, en especial en el nuevo sector de la ciencia que se ha abierto con los estudios sobre c�lulas madres (tambi�n llamadas c�lulas estaminales)? La respuesta, seg�n creemos, deber�a ser un rotundo no. En primer lugar, porque no resulta f�cil definir cu�ndo muere un embri�n en sus primeras etapas de desarrollo. En segundo lugar, porque algunos embriones han sido congelados cuando se encontraban en las primeras fases de desarrollo (cuando ten�an 2, 4 u 8 c�lulas, por ejemplo). Las c�lulas de estos embriones, una vez descongelados, pueden, en condiciones adecuadas y tras una fuerte intervenci�n t�cnica, permitir la creaci�n de un nuevo individuo completo (un gemelo o clon del embri�n muerto o destruido). Decir que tomamos tales c�lulas desde un embri�n ya muerto para usarlas como material biol�gico puede encubrir una realidad sumamente grave: seguramente algunas de esas c�lulas ser�n cultivadas para formar embriones completos que luego ser�n destruidos con la excusa de que han sido “fabricados” para la experimentaci�n. La situaci�n ser�a distinta si la congelaci�n se produjo cuando el embri�n ten�a un mayor n�mero de c�lulas (en el 5 d�a de vida embrionaria, fase de blastocisto), pero no la consideramos por ahora.

En el cruce de caminos: conclusi�n

No pretendemos, con estas l�neas, haber dado una respuesta definitiva a la situaci�n que se ha creado por la pr�ctica de la congelaci�n de embriones. Cada soluci�n, cada alternativa, implica innumerables aspectos a tener en cuenta, algunos de los cuales conllevan serias consecuencias �ticas, sociales y cient�ficas. Lo importante es buscar siempre aquellas acciones que m�s promuevan el bien del embri�n.

Como ya indicamos, la medida urgente que deber�a ser tomada cuanto antes es la prohibici�n de cualquier t�cnica de reproducci�n artificial extracorp�rea. Igualmente, all� donde no sea posible por ahora impedir el que se utilicen t�cnicas como la FIV o la ICSI, al menos debe prohibirse la creaci�n de embriones sobrantes y la congelaci�n de embriones no realizada en funci�n del m�ximo bien del mismo embri�n (y no seg�n los beneficios que pretenda obtener el laboratorio o centro de reproducci�n artificial, o seg�n los planes y deseos de la pareja que quiere producir embriones “de reserva”).

Ante la situaci�n dram�tica en la que se encuentran miles de embriones congelados, creemos que su dignidad merece promover una cultura de la responsabilidad y de la solidaridad.

Responsabilidad: de los padres que permitieron su “producci�n”, para ofrecerles cuanto antes un lugar en la familia, aunque esto pueda implicar serios sacrificios. Las cl�nicas de reproducci�n artificial deber�an, por lo mismo, prohibir todo lo que signifique hacer embriones sobrantes, para que los esposos no se encuentren en serias dificultades a la hora de intentar acogerlos con el amor y respeto que se merecen esos hijos congelados.

Solidaridad: de aquellas mujeres casadas que sientan la llamada a la adopci�n de algunos de ellos. Esta soluci�n ser� una gota de agua en el desierto. Mientras se encuentren personas adoptantes que puedan acogerlos del mejor modo posible, esos embriones deber�an ser mantenidos vivos en esa situaci�n de congelaci�n, hasta que se conozcan nuevos datos sobre sus posibilidades de supervivencia.

El testimonio que ofrecen a la sociedad aquellas familias que piden adoptar embriones congelados y abandonados es claro: quieren gritar al mundo de hoy que cada individuo de la especie humana debe ser respetado y ayudado en su camino vital. Frente a quienes reducen al embri�n a un “objeto” de deseo que se acepta o se rechaza si encaja con los planes de los adultos, estas familias nos dejan el ejemplo de su entrega, incluso sacrificada, por el bien de esos embriones. �No podemos decir que su gesto, a pesar de las dificultades que entra�a, es como un faro de luz y de esperanza para un mundo necesitado de gestos de donaci�n y entrega a los m�s d�biles?

Para leer el art�culo completo:

Embriones congelados: una reflexi�n �tica

Adopci�n de embriones congelados



Algunos links de inter�s para el tema:

Juan Pablo II, Evangelium vitae nn 14 y 63

Congregaci�n para la doctrina de la fe,
Instrucci�n Donum vitae sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreaci�n

El destino de los embriones humanos “congelados”

Maurizio Faggioni, El destino de los embriones humanos “congelados”

Gonzalo Miranda, �Se pueden adoptar los embriones congelados?

El estatuto del embri�n y la fertilizaci�n in vitro

M�nica L�pez Barahona,Adopci�n pre-natal: una alternativa leg�tima para los embriones congelados

Mar�a Valent, M�s sobre la cuesti�n de los embriones congelados

Zenit.org,Fertilizaci�n in vitro: �tica hecha a�icos

Hazteoir,�Qu� hacemos con los embriones congelados? Respuestas a una pregunta

Vicente Bellver Capella,Embriones “sobrantes”: la disyuntiva no es destruirlos o usarlos para investigar

Natalia L�pez Moratalla,Destino de los embriones crioconservados e investigaci�n biom�dica