Neoesclavitud

Autor: Álvaro Fernández Texeira-Nunes

 

 

El autor, director de la Asociación Ave Familia, llega a la conclusión, tras hacer una comparación exhaustiva de sus condiciones vitales, de que los esclavos tenían más libertades y eran más respetados que actualmente lo son los niños en su estado embrionario "secuestrados" a la espera de ser seleccionados o exterminados

En la reciente Declaración de Buenos Aires, emanada de la Octava Edición de la Universidad Internacional de Verano de la Fundación Ciencia y Vida, se afirma entre otras cosas lo siguiente: "La vida naciente no se debe instrumentalizar bajo ningún concepto, en beneficio de los intereses de los adultos. En este sentido rechazamos el almacenamiento y congelación de humanos en estado embrionario. (...) La congelación atenta contra la autonomía y dignidad y así debe de estar estipulado en cualquier ley justa al respecto. En consecuencia abogamos por la desaparición inmediata de los títulos de propiedad sobre los humanos en estado embrionario, lo cual nos parece una infame e intolerable esclavitud." 

¿No es exagerado decir que los embriones -"frescos" o congelados- son esclavos?

Atengámonos a las definiciones del diccionario: Esclavitud: Estado de esclavo, según nuestro diccionario. 

Y más adelante: Esclavo: Se dice del hombre o la mujer que por estar bajo el dominio de otro, carece de libertad.

Los embriones manipulados por los especialistas en reproducción artificial, son sin duda alguna, tratados como esclavos, desde que son hombres y mujeres que están bajo el dominio de otro, y desde que carecen de libertad para crecer y desarrollarse en el útero de su madre. Esto es aún más claro en los embriones congelados que en los "frescos", ya que su desarrollo es "detenido" por la voluntad de los hombres: de sus padres y del médico tratante. Si es que a eso se le puede llamar médico...

Alguno se preguntará si es posible afirmar que el embrión es hombre o mujer: pues basta con hacer un estudio cromosómico para saber si es XX -mujer- o XY -varón-. 

Pero ¿es persona...?, se cuestionarán otros. Es bastante claro que nadie pasa de ser una zanahoria o un conejo, a ser más tarde persona -salvo en los espectáculos ilusionistas de David Cooperfield...-.

Por otra parte, el argumento práctico más evidente para quienes sostienen que no es posible afirmar que la vida humana es persona desde la concepción, como consecuencia de una eventual gemelación, lo dan paradójicamente, las técnicas de clonación: si es posible la gemelación artificial, si es posible "fabricar" una persona a partir de una célula de otra persona viva -que no deja por ello de ser persona-, ¿por qué cuestionar tal posibilidad cuando se trata de la gemelación natural? 

Este argumento nos lo dio hace poco el Dr. Eduardo Casanova, y nos parece el más claro y contundente de cuantos hemos escuchado.

Por tanto, nos encontramos ante un nuevo tipo de esclavitud, donde como siempre, los más débiles dependen de los más fuertes. 

Pero en este caso, la esclavitud parece mucho más grave. Veamos a continuación algunas semejanzas y diferencias entre los esclavos de ayer y de hoy:

Semejanzas 
a).. Hoy como ayer, algunos esclavistas afirman que aquellos a quienes quitan la libertad, como no son sus "iguales", no son personas: ayer porque eran de distinta raza y hoy porque tienen distinto grado de desarrollo... No ha variado con el correr de los siglos, la forma de limpiar la propia conciencia.

b).. Hoy como ayer, los esclavos son tratados como cosas, no como personas.

c).. Hoy como ayer, los esclavos son "seleccionados" directamente, de acuerdo a su fortaleza o aptitud física, e indirectamente, de acuerdo con su capacidad de supervivencia en un ambiente hostil.

d).. Hoy como ayer, los esclavos son los más débiles de la sociedad, y son comprados y vendidos por los poderosos, por quienes dominan y manipulan sus vidas con claros fines utilitarios.

e).. Hoy como ayer, los esclavos están allí no para ser queridos y respetados, sino para satisfacer las "necesidades" y deseos de sus amos.

f).. Hoy como ayer, además de perder su libertad y su dignidad, la vida de los esclavos corre grave riesgo.

g).. Hoy como ayer, son otros los que deciden sobre la vida de los esclavos.

h).. Hoy como ayer, la esclavitud es un negocio y quienes se oponen a ella, son tratados de subversivos que intentan frenar el "progreso".

i).. Hoy como ayer, en nombre de ese "progreso", algunos esclavos son utilizados como "material biológico" para la "investigación científica".

j).. Hoy como ayer la Iglesia Católica repudia la esclavitud, mientras sus adversarios proclaman "derechos" que en nombre de la "libertad", son sustraídos a los débiles y otorgados a los poderosos.

Diferencias

a).. Los antiguos esclavos, debían ser "cazados"; con lo cual algunos podían dar batalla y otros podían huir; los actuales esclavos, no son "cazados", sino que son "producidos" directamente por sus amos o propietarios... y no pueden escapar. 

b).. Los antiguos esclavos, eran llevados a tal condición por sus enemigos, o por quienes pretendían negociar con ellos; los nuevos esclavos son entregados a tal condición por sus propios padres. 

c).. Los antiguos esclavos, aunque con riesgo de vida, tenían alguna posibilidad de escapar luego de ser atrapados; los nuevos esclavos, no pueden escapar de un tanque de frío donde están "enterrados" vivos, congelados a -196 ºC. 

d).. Los antiguos esclavos, si lograban escapar, podían hacer oír su voz y denunciar las atrocidades a las que eran sometidos; los nuevos esclavos no tienen voz, por lo que dependen de la solidaridad de quienes no son esclavos para hacerse oír.

e).. Los antiguos esclavos, aunque sometidos a durísimas condiciones de vida, tenían buenas probabilidades de supervivencia comparados con los actuales, ya que a sus amos les interesaba que vivieran para trabajar; los nuevos esclavos, tienen sólo un 6,5% de probabilidad de supervivencia ("bambino in braccio"), porque a sus amos no les interesa si viven o mueren mientras logren "producir" uno que sea viable.

f).. Los antiguos esclavos, eran vistos por muchas personas, algunas de las cuales se compadecían de su situación y reclamaban su libertad; los nuevos esclavos son "producidos" en láminas de vidrio o bien están encerrados en tanques de frío, que sólo ven quienes se benefician de su comercialización. Ellos no se benefician de la "cultura de la imagen", que sólo muestra a los sobrevivientes y libertos que han logrado "escapar" de la prisión. Seguramente se puede continuar con la lista de semejanzas y diferencias. 

Al menos queda claro que -ahora que están de moda los "neos" y los "pos"- no parece un disparate hablar de una especie de "neoesclavitud posmoderna", claramente infame y ciertamente intolerable, con sus características peculiares y distintas de aquella que se abolió hace siglo y medio. 

Al parecer, a pesar de todas las declaraciones de derechos humanos, y aún de los avances objetivos en el respeto a la dignidad de la persona humana, parece que el hombre no ha renunciado a dominar al hombre.

Y lo que es peor: el hombre poderoso no ha renunciado a dominar al hombre débil ante la pasividad e indiferencia de la mayoría. 

Como si esto fuera poco, esta dominación de los poderosos sobre los débiles, se hace en muchos casos con el respaldo de la mayoría: es que algunas democracias, se han vuelto totalitarias... 

Conviene recordar lo que acerca de la esclavitud dice el el Nº 2414 del Catecismo de la Iglesia Católica: "El séptimo mandamiento proscribe los actos o empresas que, por una u otra razón, egoísta o ideológica, mercantil o totalitaria, conducen a esclavizar seres humanos, a menospreciar su dignidad personal, a comprarlos, a venderlos y a cambiarlos como mercancía. Es un pecado contra la dignidad de las personas y sus derechos fundamentales reducirlos por la violencia a la condición de objeto de consumo o a una fuente de beneficio. San Pablo ordenaba a un amo cristiano que tratase a su esclavo cristiano "no como esclavo, sino... como un hermano... en el Señor" (Flm 16)." 

¿Hasta cuando vamos a tolerar que lo que está bien y lo que está mal se siga decidiendo "democráticamente"? ¿Qué estamos haciendo por contrarrestar esta barbarie, que hoy como ayer, va contra la vida y la dignidad humanas? ¿Acaso nos vamos a dejar atropellar? ¿Tanto miedo le tenemos al "qué dirán", a que nos llamen "fundamentalistas", y a que nos dejen fuera de los círculos "políticamente correctos"? ¿Será que -como dice un buen amigo español-, estamos viviendo las consecuencias del "progresismo decadente del muladar"?