"Deseados o "No deseados": Esa es la cuestión

Autor: Álvaro Fernández Texeira-Nunes

 

 

Contradicción en la propaganda 

Cuando se propagandean proyectos de ley de reproducción humana asistida, por lo general se hace hincapié en el presunto derecho de los padres a tener hijos. Especialistas en el tema (sumamente interesados en beneficiarse de esas leyes), salen a los medios de comunicación a mostrar hermosos niños de mejillas rosadas y le preguntan a la audiencia: "¿acaso él (o ella) no tenía derecho a nacer?" Y señalando a los padres, que invariablemente muestran una sonrisa de oreja a oreja preguntan: "¿acaso ellos no tenían derecho a tener a esta hermosa niña?" (1)

Por su parte, cuando se propagandean proyectos de ley de aborto, se hace hincapié en el presunto "derecho" de la mujer a decidir sobre su cuerpo. Aquí ya no se habla de los derechos de los padres porque no conviene en estas circunstancias, que la mujer se vea como "madre" (que es). Demás está decir que en estos proyectos, al padre jamás se lo tiene en cuenta.

Es decir que cuando conviene, se habla de los "derechos de los padres a tener un hijo" y si la conveniencia cambia, se habla del "derecho de la mujer a interrumpir su embarazo". Lo cual es lógico, porque hablar del derecho de las madres a matar a sus hijos, queda feo. ¡Muy feo...! Más cuando se trata de una niña: ¿o acaso no mueren en todo el mundo, millones de mujeres abortadas?

 

Derechos: de VERDAD y de mentira 

Ciertamente, los padres tienen derecho a criar a sus hijos de la mejor manera posible. Pero no tienen derecho a tenerlos: tener hijos es un don, no un derecho. Con ese criterio, todos los uruguayos tendríamos "derecho" a integrar el seleccionado de fútbol. Entonces, ¿por qué sólo la integran los elegidos por el técnico de turno? ¿Porque esos tienen "más derecho" que otros? No, sino porque tienen el don de jugar bien al fútbol (al menos, eso se supone...!). 

Ante el falso "derecho" de los padres a tener hijos, aparece el falso "derecho" de la mujer a decidir sobre "su cuerpo". Naturalmente, al hablar de "mujer" y no de "madre" se descarta de plano la existencia de un "hijo". Y descartado el hijo, se llega a la falsa conclusión de que la mujer (madre) no decide sobre el cuerpo de otro (hijo/a), sino sobre su propio cuerpo.

La parte de verdad que tiene esta afirmación, es que la mujer tiene, efectivamente, derecho a decidir sobre muchos aspectos relativos a su cuerpo: puede decidir engordar o adelgazar, puede decidir que color de pelo llevar y cómo cortarse las uñas. Incluso puede elegir donde ponerse siliconas y de donde sacarse grasa. Puede elegir tatuarse o usar piercing. Pero no puede ser más alta o más baja, y es muy difícil cambiarse de color -aunque Michel Jackson lo haya logrado...-. 

Hay muchas decisiones lícitas que la mujer puede tomar sobre su cuerpo. Pero no todas lo son. En Uruguay, por ejemplo, el intento de suicidio está penalizado (no el suicidio, por razones obvias). De lo que se sigue que, desde el punto de vista legal, el derecho a decidir sobre la propia vida no es absoluto. Y si este derecho no es absoluto, menos aún lo será el derecho a decidir sobre la vida de otro u otra: ergo, la madres no tienen derecho a matar a sus hijos/as.

La falsa creencia de que los padres tienen "derecho" a tener hijos, o de que las mujeres (madres) tienen "derecho" a decidir si los hijos que llevan en sus entrañas deben vivir o no, hacen olvidar con frecuencia los verdaderos derechos de aquellos que por unos y otros son considerados y tratados como objetos: los niños y las niñas no nacidos. Ellos sí tienen derecho a ser concebidos naturalmente, a nacer en una familia formada por padre y madre... En fin: TIENEN DERECHO A VIVIR. En Uruguay, a partir de la firma del Pacto de San José de Costa Rica (constitucionalizado por el Art. 72 de nuestra Carta Magna), este derecho está tutelado desde la concepción. A lo sumo, podrá decirse que el término "en general" utilizado en el Art. 1 del Pacto, admite excepciones a la protección de este derecho desde la concepción. Quizá sea cierto. Pero la ley que ahora está en juego dice en su Artículo 4: "Toda mujer tiene derecho a decidir...". Eso no es admitir una excepción, sino imponer una regla

 

Contradicción en las leyes 

Quizá, como consecuencia de las contradicciones señaladas entre el "derecho de los padres" y el "derecho de la mujer", también encontramos contradicciones cuando se comparan proyectos de ley de aborto con proyectos de ley de reproducción asistida. En el caso de Uruguay, esto es patente: el Senado uruguayo aprobó hace unos pocos meses un proyecto de ley de reproducción asistida que en uno de sus artículos, protege al embrión, al tiempo que penaliza con prisión y retiro del título al especialista que le haga daño o cause su muerte: "El que con conciencia y voluntad ponga en peligro la vida, la salud o la integridad del embrión humano producto de las técnicas por esta ley autorizadas, será castigado con seis meses de prisión a dos años de penitenciaría. Si del hecho derivara la muerte del embrión agredido, la pena será de un año de prisión a tres años de penitenciaría e inhabilitación del título, si lo tuviere, por el doble de tiempo de la condena." 

En otro artículo, este proyecto reconoce que hay vida humana desde la concepción, y por ello prohíbe la comercialización de "cualquier forma del desarrollo de la vida humana, desde la fecundación del óvulo al nacimiento, con fines farmacéuticos, terapéuticos o de experimentación".

Sin embargo, muchos de los Senadores que levantaron su mano para aprobar este proyecto de ley, han manifestado que votarán afirmativamente otro proyecto de ley para legalizar el aborto. En este último, se establece que "Toda mujer tiene derecho a decidir sobre la interrupción de su embarazo durante las primeras doce semanas de gravidez, en las condiciones que establece la presente ley." Las causas, son todas aquellas que "a su criterio (de la mujer), le impidan continuar con el embarazo en curso". En buen romance: aborto libre para toda mujer hasta las 12 semanas de gestación.

 

Denominador común 

¿Qué pasa con los políticos? ¿Acaso no se dan cuenta que admitir tales contradicciones, es un atropello a la más mínima lógica?

La única explicación que nosotros hemos encontrado hasta ahora, es tan simple como preocupante. Más que preocupante, es terrible: al parecer, los seres humanos valen o no valen para ciertas personas, según el deseo de sus padres de que vengan al mundo. Y esto, independientemente de que hayan sido o no concebidos.

La diferencia entre un hijo que viene al mundo por fecundación "in vitro" y otro que al que lo echan del mundo cuando muere abortado, está en que el primero es un hijo deseado, y el segundo es un hijo no deseado. La lógica subyacente, es que los padres tienen derecho absoluto a decidir sobre la vida de los hijos: si no pueden tenerlos, los mandan fabricar; si no quieren tenerlos, los llevan a abortar.

Esta lógica es -demás está decirlo-, el paradigma de la tiranía, de la intolerancia y de la discriminación:

Si llevamos esta lógica -que poco a poco va "haciendo cultura"- a la convivencia diaria las consecuencias son tremendas, y explican en cierto modo, porque el mundo está como está: "yo no deseo que tu existas; luego, te mato"; "yo puedo matarte porque tu eres débil; luego te mato"; "si me molestas, si vienes en un momento inoportuno, te elimino". Y peor: "si yo fui actué irresponsablemente y te concebí, ahora no tengo empacho en actuar cobardemente y quitarte de mi camino"

Así crecen los índices de violencia, y se critica a la juventud, pobre víctima de quienes "hacen la cultura". Así se explica que los niños lleven armas a la escuela y terminen a balazos, con un triste saldo de muertos y discapacitados. Así se explica que haya tantos jóvenes que acuden al alcohol y a la droga, para olvidar que sus padres actúan con ellos como si "no los desearan"... Así surgen los grupos fundamentalistas, de los que luego se quejan quienes se dicen "progresistas"... Como siempre, los extremos se juntan: es el eterno problema de vivir en un mundo redondo. 

Alerta Roja 

En el Senado uruguayo se está debatiendo un proyecto de ley que pretende autorizar a las madres a matar a sus hijos no nacidos antes de las 12 semanas de gestación, siempre y cuando existan causas que "a su criterio, les impidan continuar con el embarazo en curso". ¿Qué impide entonces debatir una ley en la que se autorice a los hijos a matar a sus madres "cuando existan causas que a su criterio, les impidan seguir soportándolas, después de los 75 años"? Estas causas pueden ser económicas (los jubilados cada vez cobran menos), de salud (los ancianos se enferman a menudo) o cualquiera que el hijo o la hija juzgue adecuada. A su criterio, claro.

Porque hay que ser "justos": Si se dice que es "derecho de la mujer" decidir sobre "su cuerpo" cuando aborta, ¿por qué no es un "derecho del varón y la mujer" decidir sobre "su cuerpo"? Me explico: ¿por qué los hijos -varón o mujer- no pueden decidir sobre el cuerpo de su madre, una vez nacidos, si son -o fueron- parte de su cuerpo?

No habría razón tampoco para negar el derecho de venganza. El hermano de un embrión congelado podría decirle a su madre: "Tu decidiste una vez sobre la vida de mi hermano: lo dejaste congelado en un tanque de frío porque para ti era un hijo "no deseado" (3). Yo ahora voy a decidir sobre tu vida: tu eres para mí una madre "no deseada"".

El absurdo de estas situaciones sólo intenta alertar sobre el rumbo que estamos tomando si aprobamos leyes de aborto para que toda madre se pueda librar de sus hijos "no deseados". Y una ley de reproducción asistida para que los padres puedan acceder a hijos "deseados", sin importar los medios que pongan para alcanzar el fin. Nuestra sociedad está sentando las bases para que determinadas personas decidan sobre la vida de otras y eso es muy peligroso. 

Al menos tenemos el consuelo de que las leyes sobre eutanasia, siempre son más difíciles de aprobar que aquellas sobre aborto, fecundación asistida, matrimonios homosexuales, etc. Gracias a Dios, parece que el instinto de supervivencia y autoconservación de los políticos es muy fuerte; por eso allí no cuentan las mayorías, sino los legítimos intereses personales...

 

La cultura del amor 

Mucho hemos escrito desde esta revista sobre el aborto. Hoy nuestro país está en una de las encrucijadas más importantes de su historia. Nuestros senadores debe decidir entre otras cosas, si el aborto es un "acto médico"... Paralelamente la ONU, parece querer incluir al aborto en su lista de "Derechos Humanos". A nosotros -y a muchos de nuestros lectores y amigos-, jamás se nos ha ocurrido pensar que pueda existir un Delito más Inhumano, ni en un "acto" más "criminal" que el aborto.

Todos hablamos de tolerancia, de respeto, de diálogo, de entendimiento, de solidaridad, de preocupación por los más débiles, por los más pobres, por los más desamparados. Pero para que haya tolerancia, diálogo, entendimiento, solidaridad... ¡debe existir el otro! ¡No podemos llenarnos la boca con estas bellas palabras, si nos referimos a otro ser humano como "no deseado"! ¿De qué tolerancia hablan quienes admiten de entrada que todo "hijo inesperado" es un hijo "no deseado"? ¿A que solidaridad se refieren quienes al punto de enterarse que Fulanita quedó embarazada de su sexto hijo piensan: "¡Pobre!, ¡qué macana!"? ¿De que diálogo y entendimiento hablan quienes antes de "abrirla", ya están pensando en "cerrar la fábrica"? ¿De un diálogo con el espejo?

No podemos menos que indignarnos cuando de uno y otro lado, nos vienen con los "hijos no deseados"... ¿Por que no les llamamos en todo caso, "hijos inesperados"?

No estamos dispuestos a seguir la corriente de quienes pretenden cambiar nuestro lenguaje y nuestra cultura, hasta el punto de discriminar entre hijos deseados y no deseados. ¡Son seres humanos! ¡Podrán ser inesperados! ¡Podrán ser incluso, "no planificados"! ¡Podrán ser fruto de la imprevisión, de la irresponsabilidad y hasta en algún caso, de una violación! ¿Pero... por qué tenemos que llamarlos "no deseados"? ¿Quién "nos deseó" a nosotros, hombres y mujeres mayores de 15 o 20 años, al punto de mandarnos fabricar? ¿No será que, "deseados" o "no deseados" fuimos ACEPTADOS? ¿No será que, aunque no planificados, fuimos RESPETADOS? ¿No será que nuestros padres, en lugar de pensar en los mil sufrimientos, gastos e incomodidades que les causamos -y les seguimos causando-, nos ACOGIERON? ¿No será que en lugar de rechazarnos y odiarnos, nos AMARON?

Reaccionemos: no podemos, no tenemos derecho -menos aún los cristianos- a hablar de "hijos no deseados". El Hijo del Padre, "no deseado" por el mundo, nos dejó un mandamiento nuevo: "que os améis los unos a los otros, como yo os he amado. En esto conocerán todos que sois mis discípulos: en que os amáis los unos a los otros".

Desde este pequeño país y a través de este humilde medio, convocamos a una silenciosa y perseverante campaña con el fin de borrar de la faz de la tierra este término tan infeliz. Debemos eliminarlo de nuestro lenguaje y de nuestra cultura, para que cada hijo/a inesperado/a, para que cada hombre o mujer marginado/a, sea hoy y siempre, RESPETADO, ACEPTADO, ACOGIDO y AMADO.  

El amor, no necesita estar en la lista de derechos de la ONU para que todo ser humano tenga derecho a él. 

(1) Los especialistas no revelan, por supuesto, el "costo" de "producir" a esa criatura en términos de vidas humanas. No dicen cuantos embriones se "fabricaron" ni cuantos murieron para que uno naciera. Tampoco dicen que los padres no tienen "derecho" a tener hijos (la paternidad es un don), sino que es el hijo quien tiene derecho a nacer en una familia formada por sus padres naturales.

(2) Es lícito plantearse el dilema "deseo" / "no deseo" hijos cuando aún no han sido concebidos. Los padres tienen derecho a espaciar los nacimientos y a elegir cuántos hijos quieren tener. Pero no tienen derecho a plantearse el dilema "deseo" / "no deseo" una vez concebido el niño, porque ahí prima el derecho del hijo a nacer sobre el derecho de los padres a elegir el número de hijos.

(3) Después de obtenido el hijo "deseado" (el más fuerte y "gordito" entre los embriones producidos por fecundación "in vitro"), por lo general, los embriones "sobrantes" ("subproductos no deseados") quedan congelados.