La lámpara encendida

Autor: Alicia Beatriz Angélica Araujo

 

 

 

Tu Palabra, Señor es la lámpara,
que enciende mi corazón,
es el aceite, la esperanza
que conduce la oración.
Permanezca yo velando,
confiada, sin resquemor,
aunque las montañas se desmoronen,
y todo sea destrucción.
Que espere siempre tu regreso,
sin cansancios, ni temor,
como las diez jóvenes prudentes
que el desposorio alcanzó,
con un corazón ardiente
a la espera del Amor.
Oh, Señor de los amores,
que necia no vuelva yo,
y pierda este dulce encuentro,
anhelo de compartir con vos,
siendo parte de tu Reino,
gozando tu gloria mi Señor y Dios.