Solemnidad de San José

Mateo 1, 16. 18-21. 24a o  Lucas 2, 41-51a: Esposo de la Virgen y Patrono de la Iglesia Universal

Autor: Padre Alfredo I Hernández  

 

 

            Esta semana la sobriedad y el espíritu penitencial de la Cuaresma se interrumpen por dos de las fiestas solemnes más importantes para los católicos.  Hoy, 19 de marzo, celebramos la Solemnidad de San José, Esposo de la Virgen y Patrono de la Iglesia Universal.  El jueves entrante, 25 de marzo, celebramos la Solemnidad de la Anunciación, el día en que la Virgen María dijo sí al anuncio del Arcángel Gabriel que ella sería la madre del Hijo de Dios: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lucas 1,38).  Este sí de la Santísima Virgen abrió el camino para que el Espíritu Santo descendiera sobre ella y que el Hijo de Dios se hiciera ser humano en su vientre: “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1:14).  Es por tanto la Anunciación nuestra celebración del momento en el cual Dios entró en el mundo para salvarnos.  Más que la Navidad que celebramos nueve meses más tarde, en la Anunciación celebramos que en el seno de la Virgen María, el Hijo de Dios se ha hecho hombre.

            La Anunciación tiene una relación íntima con una problemática muy difícil de nuestra realidad.  Consideren algo con cuidado.  El Hijo de Dios se hizo ser humano en el momento de la Anunciación.  Luego, cuando María visitó a su prima Isabel, “sucedió que, en cuanto oyó el saludo de María, saltó de gozo el niño en su vientre” (Lucas 1,41). Es asombroso que la primera persona en reconocer a Jesús como Hijo de Dios – pudiéramos decir que en forma de embrión – ¡es el feto Juan Bautista!

            En el mundo de hoy hay muchas situaciones en que se pueden encontrar las muchachas y mujeres embarazadas que les pueden hacer pensar que es demasiado difícil dar a luz a su hijo o hija.  El aborto puede parecer como una solución a los problemas muy reales.  Es muy triste que, a pesar del hecho que entre los hispanos les tenemos un amor tan grande a los niños, el 20% de los abortos en los Estados Unidos son de hispanas (según la Fundación Alan Guttmacher, que promueve el aborto legal).  Me dicen personas que rezan delante de clínicas de aborto que ven a muchas madres hispanas entrar en el estacionamiento de la clínica en automóviles con rosarios colgando del espejo. 

            Hay muchos organismos que trabajan para que se promueva legalmente el derecho a la vida de todo ser humano, incluyendo sobre todo el más inocente – el niño sin nacer.  Varios de nuestros países celebran el día 25 de marzo como un día dedicado a la defensa de la vida.  Este trabajo es importantísimo, y todo cristiano tiene el deber de hacer todo que esté a su alcance para cambiar las leyes que hacen una no-persona a un niño como Juan Bautista saltando en el vientre de Isabel, o aun como el mismo Señor Jesús, que como embrión fue causa de ese alegre brinco.

            A la vez, una gran parte de los hispanos, no siendo ciudadanos, tiene poca posibilidad de afectar la situación legal en esta nación.  Sin embargo, lo más importante para defender la vida humana lo podemos hacer todos.  ¿Por qué deciden las muchachas y mujeres abortar?  Casi siempre parece que las mujeres se deciden por el aborto no porque lo quieran, sino porque les parece como la única opción viable.  Por una variedad de razones se sienten desesperadas y no ven salida.  Muchas veces las personas que las hubieran podido apoyar o las rechazaron y las presionaron a tomar la decisión (muchas veces el novio o el esposo) o les dio miedo a las mujeres embarazadas acudir a las personas que hubieran podido ayudar. 

Estoy convencido que si en cada familia hispana se comunicaran dos mensajes con mucha claridad, habría un número mucho más bajo de abortos entre nosotros – morirían menos de nuestros niños innecesariamente.  Primero, hace falta comunicar el mensaje de la castidad – respetar siempre la dignidad del matrimonio para toda la vida (y por la Iglesia para los católicos) y respetarse a sí mismo y a su novio/novia o esposo/esposa.  Este mensaje es importante no sólo para las mujeres, pero también para los hombres.  El otro mensaje es el mensaje del amor – que sobre todo los padres le digan a sus hijas e hijos: te queremos, y no importa de que forma puedas meter la pata, estaremos siempre a tu lado.  Si cada madre supiera que hay alguien que se portará con ella como María con Isabel – yéndola a visitar y ayudar a pesar de su propia situación difícil – dudo que nadie decidiera abortar.  Lo esencial es que en cada familia y en la comunidad más amplia quede claro que le vamos a dar una acogida a cada madre y a cada niño – con mucho amor.  

            Como mencioné al principio, hoy es la Solemnidad de San José.  Él también viene al caso en esta conversación, ya que él acogió y aceptó a la Virgen María, sin entender la realidad de su situación.  También los hombres pueden tener miedo en muchas ocasiones, y ese temor los lleva a abandonar la responsabilidad más seria que tienen – de proteger a la mujer que quieren y a sus hijos.  Pueda san José ser un modelo para todos los hombres hispanos, primero en su justicia y su castidad, pero más que nada en el respeto y el amor con el cual el cuidó a la Virgen María y al Divino Niño que ella llevaba en su vientre. 

Sepamos todos darle la bienvenida a cada niño que se prepara para venir al mundo.  Enséñennos san José y la Virgen María a decir que sí – con amor y alegría – al regalo de la vida.  Enséñennos también a apoyar con amor a toda madre embarazada y al niño que lleva en el vientre. 

Marzo 19, 2004