Miercoles de Ceniza, Ciclo A
Mateo 6, 1-6.16-18: Para Dios la vida
Autor: Padre Alfredo I Hernández
Este pasado miércoles comenzó la Cuaresma con la imposición de cenizas, las cuales dieron testimonio de que entramos en este tiempo de preparación para celebrar la muerte y resurrección de Jesús necesitando una experiencia de la conversión. Las cenizas proclamaban que somos nosotros mismos los pecadores que Jesús vino a salvar.
Se ha hablado mucho en estas últimas semanas de la
película The
Passion de Mel Gibson.
No tuve yo la oportunidad de ver la película antes
de que saliera, así que al escribir estas líneas no estoy en posición de hacer
comentarios directos sobre ella.
Además, no es mi intención usar esta columna para
hacer críticas cinemáticas.
Sí creo, sin embargo, que es buena idea hacer
algunos comentarios sobre las polémicas que han surgido con respecto a esta
película.
Se ha discutido mucho el tema del antisemitismo.
No hay duda que en la historia se ha usado el papel
que jugaron algunos líderes judíos en la muerte de Cristo como excusa por actos
deplorables contra el pueblo judío.
Esta triste historia llegó a su punto más terrible
en el Holocausto de los Nazis.
Sin embargo, la enseñanza constante de la Iglesia
Católica ha sido que la culpa primaria por la muerte de Jesús la tenemos
nosotros los cristianos que, sabiendo que Él es el Hijo de Dios que murió y
resucitó para salvarnos, de todos modos pecamos.
De ahí la importancia de comenzar la Cuaresma con
las cenizas en la frente – nos hace falta reconocer la necesidad que tenemos
todos de conversión.
La meditación sobre la Pasión de Jesús, ya sea
leyendo los pasajes bíblicos de la Pasión, haciendo el Via Crucis, rezando
delante un crucifijo o viendo una película, tiene para el cristiano el propósito
de apreciar mejor lo que Jesús ha hecho por nosotros y de amarlo a Él y a
nuestros hermanos más al experimentar su amor insondable.
El propósito de la meditación sobre la Pasión es
invitarnos a la conversión y a la vida de gracia.
Si esta película nos ayuda a hacer esto, entonces
es una buena película.
Si esta película nos ayuda a convertirnos de
nuestros pecados y comenzar a vivir una vida de amor, entonces, ¡arriba Mel
Gibson!
Entramos en la Cuaresma admitiendo que somos
pecadores.
Quiera Dios que todo lo que hagamos esta Cuaresma, incluya
o no un viaje al cine, nos una más perfectamente a la cruz de su Hijo, nos llame
a la conversión, nos ayude a vivir mejor el amor y nos prepare para gozar
plenamente de la Pascua de Resurrección.