Viernes 13, superstición?

Autor: Padre Alfredo I Hernández

 

 

            ¿Qué hacen leyendo el periódico hoy?  ¿Cómo salieron a buscarlo, si hoy es viernes 13?  ¿No tenían miedo de que alguien los arrollara al buscar el periódico esta mañana?  Me dirán muchos, “Padre Alfredo, no seas ridículo.  Eso es una superstición.”  Por supuesto, tendrán razón.

            Sin embargo, no es mala idea este viernes 13 tocar el tema de la superstición.   Sé que hay muchos que en vez de decirme que soy ridículo, me dirían que estoy equivocado, ya que el día de la mala suerte para los hispanos no es el viernes 13, sino el martes 13.  La superstición y las prácticas relacionadas nos afectan a nosotros los hispanos y hay en ellas un problema básico – nos dejamos de alguna manera controlar por fuerzas ajenas a Dios.  De alguna manera perdemos la libertad que Dios nos ha dejado como el regalo que más nos hace semejantes a Él.

            Ya en la ley de Moisés, tenemos una prohibición absoluta de las prácticas que ponen nuestras vidas en manos de poderes que no son de Dios: No aprenderás a cometer abominaciones como las de esas naciones.  No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o su hija por el fuego, que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos (Deuteronomio 18,9-11).  Mete miedo, si nos ponemos a ver un poco de televisión tarde por la noche, cuántos de los anuncios nos invitan a hacer precisamente lo Moisés le prohibió a los judíos y lo que Dios nos prohíbe a nosotros.

            Pero, ¿cuál es el problema?  Si lo único que queremos hacer es entender un poco mejor nuestro futuro, o qué peligros debemos de evitar en el día de hoy – es por eso que vemos nuestro horóscopo o vamos a que nos lean las cartas o llamamos al 1-900-Psíquico o ponemos esos vasitos de agua en los lugares apropiados de la casa, ¿qué problema hay?  El problema está, primero en negarle a Dios su propia dignidad y poder, ya que se la damos a otros espíritus o poderes.  Por eso se considera está materia en el Catecismo de la Iglesia Católica bajo el Primer Mandamiento: Amarás a Dios antes de todas las cosas.  Además, la superstición y todo acto de adivinación o magia (para estar claro, no se condena aquí la prestidigitación y trucos parecidos) nos hace deshacernos de nuestra libertad y dignidad como seres humanos y como cristianos.  No salgo a comer un día porque el horóscopo me dijo que es un día malo para mi barriga.  No llamo a la muchacha que me cayó bien porque me dijo la que me leyó las cartas que esa relación no me irá bien.  Ponemos el control de nuestras vidas en manos ajenas y tarde o temprano, dejamos de ser libres.  No sé ustedes, pero me parece que hay bastante gente ya que nos quiere quitar la libertad para nosotros no abandonarla nosotros mismos, dándosela a los espíritus; ya bastante problemas de dinero tenemos, para no botarlo con adivinos, y astrólogos y psíquicos.

            Les parecerá raro a algunos que un sacerdote de una religión que muchos creen que es pura superstición ataque la superstición.  En verdad, al tratar este tema en el Catecismo, la Iglesia empieza por advertirles a sus propios miembros que tengan cuidado del peligro de la superstición en sus propias prácticas religiosas: Atribuir (la eficacia de las prácticas religiosas) a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (#2111).  Si esto es verdad con las mismas prácticas religiosas de los cristianos, cuánto más cuidado debemos tener de evitar toda superstición en nuestras vidas.

            Pásenla bien este viernes 13.  Vivan libres, y denle gloria al Dios vivo y verdadero.

 

Febrero 13, 2004