Liderazgo

La sociedad necesita lideres auténticos (4)

Autor: Padre Alfonso Lopéz Quintás

 

III
El liderazgo escolar: Valor formativo de las diversas áreas

Si sabemos que todo el universo se basa en relaciones -en "energías estructuradas"- , nos asombramos al analizar la vida humana y constatar que venimos de un encuentro amoroso y estamos llamados a realizar múltiples encuentros de todo orden. Los seres infrapersonales tienen una realidad compuesta por interrelaciones y actúan de forma relacional pero no lo saben ni lo quieren. Quien lo sabe y debe quererlo es el hombre, que ostenta el privilegio de poder y deber crear relaciones, y, con ellas, formas diversas de encuentro.

I . Importancia pedagógica de los conceptos de relación, orden y estructura

Lo decisivo en la formación de niños y jóvenes es abrir su ánimo al asombro que producen los conceptos de relación y de encuentro. Si cada una de las áreas contribuyen por sí mismas a suscitar tal asombro, prestarán un servicio decisivo a la tarea educativa. Veamos de qué modo tan radical y eficaz pueden colaborar cinco áreas con la asignatura de Ética a poner las bases de una sólida formación humana.


1. Un profesor de Matemáticas no ha de enseñar solamente a los alumnos a operar con las estructuras matemáticas: ecuaciones, fórmulas, operadores... Debe hacerles ver la fecundidad y la belleza que poseen tales estructuras, que son nudos de interrelaciones. Una fórmula, por ejemplo, es bella por ser armónica y lograr con parquedad de medios una gran expresividad, la capacidad sorprendente de explicar diversos fenómenos del mundo observable. El gran Kepler sintió una emoción desbordante al observar que con una pequeña fórmula podía prever el movimiento de los astros. Max Planck afirma que Kepler se mantuvo fiel a su investigación científica, pese a mil avatares, merced a su "fe profunda en la existencia de un plan definido detrás de la creación entera" . En la misma línea, Albert Einstein escribe:

"Es aquí -en este esfuerzo por unificar racionalmente la multiplicidad de elementos- donde la ciencia alcanza sus más grandes éxitos... Pero cualquiera que haya experimentado la intensa satisfacción que produce todo avance logrado en este campo siente una profunda reverencia por la racionalidad que se pone de manifiesto en todo lo que existe". "Aunque es cierto que los resultados científicos son enteramente independientes de cualquier tipo de consideraciones morales o religiosas, también es cierto que justamente aquellos hombres a quienes la ciencia debe sus logros más significativos fueron individuos impregnados de la convicción auténticamente religiosa de que este universo es algo perfecto y susceptible de ser conocido por medio del esfuerzo humano de comprensión racional" .

Suele decirse que las Matemáticas son "frías y áridas". Si el alumno descubre la relación enigmática que existe entre las estructuras que configura la mente y las que constituyen el tejido interno de la realidad, tendrá la sensación de que, al ahondar en el conocimiento de las relaciones matemáticas, está tocando fondo en lo real. Una disciplina aparentemente tan poco emotiva como la Geometría inspiró a Juan de Herrera el opúsculo Elogio de la figura cúbica, que constituye, en buena medida, la base estética de la estructura del Real Monasterio de El Escorial. Al descubrir, guiados por el genial arquitecto, la belleza del cubo, generada por la trama de interrelaciones a que da lugar esa figura geométrica, aprendemos a ver tras la apariencia adusta de ese "desnudo arquitectónico" que es -según Unamuno- "El Escorial" un mundo cultural y religioso saturado de emoción .

Orientado así el curso de Ciencias Matemáticas, el alumno termina al final asombrado ante la importancia insospechada del concepto de "relación" .


2. En la clase de Ciencias Físicas, el profesor ha de mostrar a los alumnos que la materia no es más que energía dotada de forma y estructura. En su último estrato, la realidad cósmica no está compuesta por trozos infinitamente pequeños de materia, sino por "energías estructuradas". Una estructura es un conjunto de interrelaciones. Los conceptos de relación y estructura adquieren de día en día un rango mayor en el pensamiento científico, que tiene un medio propio de expresión en el lenguaje matemático, el lenguaje de las relaciones y las estructuras.

Al final del curso, el alumno se pregunta, admirado, qué tipo de energía extraña late en las interrelaciones para ser capaces de dar lugar a la portentosa estructura del universo. "Dadme un mundo -un mundo con relaciones- y crearé materia y movimiento", escribió el gran físico inglés A. S. Eddington .


3. El profesor de Ciencias de la Naturaleza muestra a los alumnos una roca sedimentada y les pide que la "lean" y descifren su "sentido". Con ello, les insta a que ejerciten las tres dimensiones básicas de una inteligencia madura: largo alcance (ver más allá de las apariencias), comprensión (poner en relación diversas realidades al mismo tiempo), profundidad (buscar el sentido de los fenómenos). Para explicar cómo se llegó al estado actual de dicha roca, el alumno debe imaginarse que diversas realidades y acontecimientos de la naturaleza (agua, viento, erosión de las rocas, fuego interior de la tierra...) entran en relación durante millones de años y dan lugar a multitud de cambios.

Al explicar la polinización de las plantas, el "ciclo del agua", los microclimas de los bosques y otros temas afines, el profesor incrementa incesantemente la admiración del alumno ante el concepto de relación .


4. El profesor de Historia del Arte destaca que, en la antigua Grecia, el orden es visto como la fuente de la armonía (que está integrada por la proporción y la medida o mesura), y ésta da lugar a las diferentes categorías estéticas: simetría, repetición, unidad en la variedad, integridad de partes... La armonía, vista de esta forma, es fuente de belleza y de bondad en todos los órdenes de la vida: el artístico -y, más en general, el estético-, el ético, el urbanístico... Subes a la Acrópolis y admiras la belleza majestuosa del Partenón. Cuál no será tu asombro cuando sepas que esa cualidad admirable se debe a la armonía del conjunto, es decir, al hecho de que las dimensiones de cada parte fueron determinadas unas en relación a las otras ("proporción") y todas en relación a la figura del hombre que las contempla ("medida"). Para tener la debida "medida" o "mesura", el edificio debe estar construido a escala humana; no ser ni demasiado grande ni demasiado pequeño respecto a la estatura del hombre. En cuanto a la "proporción", sirva de ejemplo que las columnas, por ser dóricas, deben medir de alto 16 veces el radio de la base, que es tomado como módulo. Algo semejante podemos decir de una escultura modélica como la Venus de Milo, cuyas partes están relacionadas entre sí conforme a la proporción de la "sección áurea" .

De nuevo la importancia de la relación se graba a fuego en el espíritu del alumno.


5. El profesor de música debe subrayar que ésta comienza a existir cuando varios sonidos se relacionan entre sí. Doy varios golpes sobre la mesa. Si están desvinculados, no hay música. Si los relaciono entre sí, surge el ritmo, y con él tenemos la base del arte musical. Del ritmo procede la melodía, y de varias melodías superpuestas brota el encanto de la armonía. Todo el hechizo conmovedor de la música es reflejo de la relación .

Las diferentes áreas destacan, de una forma u otra, la importancia y valía de la relación. Ello impresiona al alumno. Pero conviene que éste saque el máximo provecho de tal asombro para su formación como persona. Eso sucederá si en el centro escolar se imparte una asignatura -titulada, por ejemplo, Ética o bien Formación humana- que explique el papel de la relación en el proceso de nuestro desarrollo personal. Cuando un alumno, tras descubrir lo que significa la relación en el universo, oiga decir al profesor que, según la investigación actual, el ideal del hombre consiste en fundar modos valiosos de unidad, exclamará sin duda alguna: "¡Naturalmente! ¡No podía ser de otra forma, pues eso es lo coherente con el modo de ser de todas las cosas!".

Esta alta estima del concepto de relación lleva al alumno a comprender el valor positivo de las estructuras -vistas como formas muy eficientes de unidad- y de las normas -consideradas como un canon regulador de la vida humana-.

Con frecuencia, los jóvenes entienden las estructuras como un entramado rígido que frena el dinamismo de la persona. Este malentendido les impide descubrir que la participación en estructuras vivas -como puede ser una institución científica o pedagógica- es una fuente perenne de vida. Si el joven descubre a través de diversas áreas (Matemáticas, Física, Arte...) que la estructura es fuente de dinamismo, flexibilidad y levedad, supera tal error y dispone el ánimo para comprender que la verdadera libertad humana ha de ir vinculada al orden que instauran las estructuras cuando son auténticas. Al aflorar en diversas áreas por necesidad interna de cada una de ellas, el concepto de "estructura" incrementa poco a poco, desde perspectivas diversas, la formación del alumno.

Por su afán natural de independencia, los jóvenes tienden a considerar las normas como preceptos que limitan desde fuera sus posibilidades de actuación libre. Sin embargo, al comprender la fecundidad de las relaciones, se percatan de que la vinculación a normas fecundas encauza su acción y la hace posible. Si aceptan ese cauce y lo asumen, lo convierten en algo íntimo, en fuente de libertad creativa. Amenguan su capacidad de actuar arbitrariamente -"libertad de maniobra"-, pero ensanchan su poder de realizar actos llenos de sentido -“libertad creativa”-.

II. Fecundidad del pensamiento relacional

Al tiempo que descubren la importancia de la relación, el orden y la estructura, los jóvenes ejercitan el pensamiento relacional y se preparan, con ello, para comprender a fondo diversos aspectos sumamente importantes de la vida cotidiana y la vida cultural. Baste citar dos ejemplos: el origen del simbolismo del pan y el vino, y el valor formativo de la lectura penetrante de obras literarias valiosas.


1. El pan y el vino, símbolos de amistad

Al exponer el proceso de formación humana, suele subrayarse que invitar a comer en la propia casa significó desde antiguo el deseo de "compartir el pan y el vino de la amistad". Es una frase hecha, que, de puro cotidiana, parece transparente. Pero ¿comprende el alumno, con sólo oírla, la razón profunda de lo que en ella se indica? Lo comprenderá a fondo una vez que haya asimilado bien cuanto aprendió en Ciencias de la Naturaleza sobre los frutos del campo. Como ya se indicó, un grano de trigo es fruto de una múltiple interacción de seres y circunstancias: el campesino que recibe de sus mayores el arte de la agricultura y unas semillas que confía a la madre tierra; el océano que da origen a la lluvia; el agua que empapa la tierra, el sol que lleva la mies a sazón... Esta forma sinóptica de ver el trigo habitúa al joven a pensar de modo relacional y a contemplar el pan no sólo como un objeto que ocupa cierto lugar en la mesa y puede servir de alimento sino, además de ello y en un nivel superior, como un "nudo de relaciones". Estas interrelaciones son un primer esbozo de lo que será entre las personas la relación de encuentro. Nada extraño que partir el pan, repartirlo y compartirlo sea un símbolo espléndido de la amistad entre el anfitrión y el huésped. Ese modo de contemplar el pan es silencioso: atiende, al mismo tiempo, a diversos aspectos de la realidad, los enriquece mutuamente y les confiere su pleno sentido.

Advierta el lector que, para ayudar a los alumnos a comprender el carácter simbólico del pan y el vino, los profesores de Ciencias de la Naturaleza no necesitan hablar en clase del simbolismo, del valor de la amistad, de la manera relacional de contemplar las realidades del entorno. Les basta exponer el contenido de su área. Con ello colaboran eficazmente a la formación integral del alumno, pues disponen su ánimo para asumir los valores de modo creativo.


2. La lectura de obras literarias, escuela de formación

El joven que sabe distinguir con lucidez los dos tipos básicos de realidad -los objetos y los ámbitos- y las conductas correlativas a los mismos -la actitud dominadora que lleva al vértigo y la respetuosa o colaboradora que inspira las experiencias de éxtasis- está bien dispuesto para comprender el mensaje humanístico profundo de las obras literarias de calidad. Éstas no intentan describir objetos sino plasmar ámbitos; no narran meros hechos, antes expresan acontecimientos, que son "tramas de ámbitos". Al poner al descubierto estas tramas de seres dotados de iniciativa, muestran los procesos espirituales que siguen los protagonistas hacia la construcción de su personalidad -éxtasis- o hacia su destrucción -vértigo-. El conocimiento a fondo de tales procesos nos revela las leyes del desarrollo humano.

La injusticia de tratar a un familiar como un "medio para solucionar un problema" -no como una persona- la captamos con un vigor impresionante al ver al protagonista de La metamorfosis (F. Kafka) convertirse en vil insecto, sin dejar de pensar y sentir como un ser humano. No estamos ante una transformación biológica, sino ante una imagen del envilecimiento que supone tratar a un hombre como un utensilio, sacando partido egoísta a la capacidad que tiene de realizar tareas propias de una persona. Es sobrecogedor que Samsa desaparezca de la escena cuando se rompe el último hilo que lo unía al mundo de la creatividad: su deseo de sufragar los estudios de su hermana en el conservatorio de la capital. Una persona privada de toda posibilidad creativa perece por asfixia espiritual .

No menos impresionante resulta advertir en El viejo y el mar (E. Hemingway) que la vida humana cobra sentido, incluso en el fracaso extremo, cuando le queda una dosis, siquiera mínima, de amor sincero por parte de alguien .

Bien comprendida, la literatura -y algo semejante podríamos decir de las diversas artes, de la historia y la geografía, la técnica y la cibernética, la educación física y las lenguas...- se convierte en una fuente inagotable de formación humana cuando alumnos y profesores han vivido la experiencia del proceso humano de desarrollo .

III. Un cambio decisivo en la enseñanza

Si los profesores, además de informar sobre las materias propias de su área de conocimiento, destacan la importancia que juega en el universo la categoría de relación, ofrecen una forma de enseñanza genética, mediante la cual los alumnos descubren lo que es la vida humana por dentro y aprenden a ajustar su conducta a las exigencias de la misma. Al verse interiormente "ob-ligados" a su realidad personal, vinculan gozosamente la libertad y la sumisión a normas, la independencia y la solidaridad, la autonomía y la heteronomía. La verdadera libertad consiste en obligarse a lo valioso, vincularse comprometidamente con aquello que nos nutre espiritualmente y configura nuestra personalidad. Esta vinculación de aspectos de la vida que parecen opuestos pero en realidad son complementarios produce una admirable armonía, que es considerada con razón desde antiguo como la fuente primordial de la belleza y la bondad.

Esta forma genética de enseñanza deja patente ante los alumnos que para conocer un modo de realidad hay que adoptar ante él una conducta adecuada a sus exigencias. Si adopto una conducta apropiada solamente al conocimiento y al trato de los meros objetos, me condeno a no comprender ninguna de las realidades que hemos denominado ámbitos: obras culturales, personas, instituciones, valores... Para comprenderlas y relacionarnos fecundamente con ellas, debemos cambiar el estilo de pensar, sentir y querer. Desde la Primera Guerra Mundial, lúcidos pensadores nos vienen instando a cambiar nuestro ideal y nuestra actitud ante la vida. Es hora de que introduzcamos este cambio decisivo en las estructuras mismas de la enseñanza, que es una de las bases de una vida humana digna. La primera tarea de la enseñanza consiste en adaptar la mentalidad de los alumnos a los diferentes modos de realidad que integran su "mundo" personal.

El ajuste del estilo de pensar, sentir y querer a las exigencias de las realidades que, más que objetos son "ámbitos", nos permite plantear con el debido rigor algunas de las cuestiones más acuciantes para los jóvenes. Entre ellas destacan las dos siguientes: 1) cómo superar el hechizo del mero erotismo y consagrarse gustosamente al ejercicio exigente del amor personal; 2) de qué forma prevenir eficazmente las adicciones patológicas -alcoholismo, drogadicción, violencia...-. Ayudar a los jóvenes a liberarse de estas formas de frenesí alienante constituye hoy día una
actividad formativa de primer orden