Liderazgo

Formas diversas de actuar como líder

Autor: Padre Alfonso Lopéz Quintás

 

Toda persona debe actuar como líder en cada momento, y puede hacerlo si se forma debidamente para ello. Esa formación no consiste tanto en procurarse un amplio acopio de conocimientos cuanto en aprender el arte de pensar con rigor y vivir de forma creativa. Pensar con rigor supone abrirse a la riqueza de nuestra realidad personal y de las realidades que constituyen su auténtico entorno. Vivir creativamente significa crear toda suerte de encuentros con esas realidades, vistas como ámbitos objetos.

Ambas tareas son dos aspectos distintos y complementarios de un mismo propósito: situar la vida en el nivel 2, el nivel de la actitud generosa, respetuosa, creadora de toda suerte de encuentros (28) .

El ascenso del nivel 1 al nivel 2 supone una auténtica metanoia, un cambio de mentalidad, de estilo de pensar, sentir y querer. Este cambio exige tiempo, esfuerzo y paciencia, pues, por ley natural, todo proceso de maduración es lento. Supongamos que una persona se mueve en el nivel 1 y tiende a considerar como objetos las realidades que le rodean con el fin de dominarlas y ponerlas a su servicio. La impaciencia por formarla debidamente cuanto antes puede llevarnos a pensar que el método ideal será transmitirle nuestra concepción de la vida en fórmulas fácilmente manejables a modo de recetas. Este tipo de instrucción es inútil. Si no conseguimos que dicha persona cambie de actitud, toda la información que podamos darle será vana pues la malentenderá, por interpretar desde el nivel 1 todos los conceptos que le trasmitamos. Le hablaremos de libertad creativa, y la entenderá como mera libertad de maniobra. Le hablaremos de amor personal, y lo reducirá a impulso pasional... No habremos logrado sino aumentar su confusión interior.

Debemos asumir pacientemente el método genético de pensar, y aprender a sugerir a los demás las experiencias que permiten descubrir por dentro cómo se alumbra en cada persona el conocimiento de los valores, las virtudes, el ideal, la libertad creativa, el amor personal, la creatividad, el lenguaje y el silencio auténticos... Una vez asimilado este modo socrático de adquirir los conocimientos esenciales, se nos abren espontáneamente diversas vías para lograr que otros sigan nuestro camino de búsqueda y logren el mismo resultado.

Nadie debe desanimarse por el temor de no alcanzar una alta cota de preparación como líder. Si piensas que no eres capaz de dar conferencias, impartir cursos, organizar grupos de trabajo, escribir libros o artículos..., corres peligro de concluir que no estás llamado a ser líder del Humanismo de la Unidad. Harás bien en liberarte de tal error. Justamente, una de las tareas primordiales de la Escuela de Pensamiento y Creatividad es valorar muy alto la eficacia de ciertas actividades de la vida cotidiana que suelen ser depreciadas -por no resultar espectaculares- pero presentan una sorprendente eficacia formativa. Tal eficacia pueden conseguirla todas las personas, por menguadas que sean las capacidades que crean tener.

Si nos hemos iniciado en el método seguido por la Escuela de Pensamiento y Creatividad, todos podemos en algún momento encender una luz que ayude a otros a ver más claramente una cuestión. En una clase, en una catequesis, en un libro... tenemos múltiples ocasiones de ofrecer claves de orientación sumamente fecundas. Pero también en una conversación informal es posible decir una palabra acertada, dar un consejo lúcido, realizar un comentario agudo de un suceso o una película...