Tu actitud

Sin esperar a circunstancias que nunca llegan

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitio Web: interrogantes.net

 

  

"Siento una especie de vacío que me hiere, un anhelo nunca satisfecho... Para mí todo es frío, frío como el hielo...".

Son palabras escritas por Mozart, que vuelven a servirnos de ejemplo, esta vez como reflexión para quienes se quejan de no poder hacer nada "porque se encuentran mal". Quizá no sepan que la mayoría de las grandes obras de la humanidad han estado realizadas por personas "que se encontraban muy mal".

Fueron multitud los sucesos dolorosos que acosaron a lo largo de su vida a este genio de la música. Desgracias y sufrimientos de todo tipo que se presentaban envueltos en un duro vacío sentimental en su vida de hogar, mucho más duro y entorpecedor que las dolencias corporales.

«Conviene que consideren esto –apunta Vallejo-Nájera–, los que insisten en la idea simplista de que la carga pasional de las obras de arte dimana del volcán interno del alma del artista. Mozart, saltando sobre el abismo del vacío afectivo interior, es capaz de crear páginas de máxima irradiación sentimental.

»Durante el último año de su vida se encuentra físicamente muy mal, con frecuentes dolores de cabeza y de muelas, astenia e hinchazón de manos y pies, con acentuaciones frecuentes de un intenso malestar general. Por ninguno de esos síntomas interrumpirá el trabajo ni su ritmo. Aún en el lecho de muerte seguirá componiendo.

»"¡Cómo van a pretender que un artista actúe condicionado!". Este tópico, que se oye hoy mucho entre artistas mediocres para justificarse, contrasta notablemente con la situación en que se encontraba Mozart. No creo que se hayan acumulado nunca mayor número de condicionamientos».

De manera semejante, en la educación de los hijos nadie puede quedarse tranquilo esperando ingenuamente a que lleguen circunstancias más favorables.

En vez de lamentarte, que realmente sirve de poco, procura objetivar el problema y allanar los obstáculos con los medios que tengas a tu alcance. Trabajamos condicionados, sí, pero a nadie consuelan esos condicionamientos a la hora del fracaso. Todavía se puede hacer tanto... y –en frase de Edmund Burke– qué pena no hacer nada, porque sólo se puede hacer un poco.

Las batallas las ganan
los soldados cansados.
Superar las dificultades y la fatiga
es necesidad habitual
para cualquier tarea,
también para educar.