¿Son compatibles ciencia y fe? 
¿Científicos pontificando sobre filosofía?

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitio Web: interrogantes.net

  

Los científicos sensatos procuran basar siempre sus afirmaciones científicas en comprobaciones que sigan con rigor el método científico. Así se guardan de imponer como científicas afirmaciones que, en el fondo, se apoyan más bien en razones de orden filosófico.

    —Me imagino que, si son científicos, lo que dicen está basado en el método científico, que es el que conocen, ¿no?

    Ciertamente, la mayoría de los científicos así lo hacen, y con gran honestidad. Pero existen otros que son menos honrados en sus afirmaciones, aunque a veces —para desprestigio de la verdadera ciencia— sean más conocidos en los medios de comunicación. Son personas que hacen quizá buenos trabajos de divulgación científica, pero que a veces hacen otros que parecen más bien propios de revistas del corazón para aprendices de científico. Tienen una notable habilidad para saltar furtivamente al vecino campo de la filosofía. Y no hay que extrañarse de que esto suceda, pues ya decía Einstein que todo investigador científico es una especie de metafísico oculto, por muy positivista que se crea.

    —Pero tienen todo el derecho del mundo a hacer filosofía si les apetece, ¿no?

    Por supuesto. Ni las ciencias especulativas ni las experimentales entienden de exclusivismos. Están abiertas a todos. Pero en todas debe exigirse que se cumplan las reglas y el método propios de la ciencia en la que se está trabajando. No es legítimo que pretendan imponer sus especulaciones filosóficas en nombre del dogmatismo del que rodean al método científico.

    Si alguien, como científico experimental, hace una afirmación científica experimental, debe aportar datos empíricos que avalen esa afirmación. Si la afirmación no es experimental, sino especulativa, debe aportar las razones necesarias conforme a las normas del buen hacer filosófico. Pero no goza de ningún privilegio en ese campo, por muy buen científico que él sea. No sería lícito que hiciera conjeturas de razón y las presentara como demostradas experimentalmente.

    Y precisamente eso es lo que hacen algunas personas, que de un sigiloso salto se cuelan de rondón en campo ajeno, y hablan desde allí queriendo hacernos ver que hablan desde otro sitio.

    Es una especie de regate al método científico. Y no es que lo hagan continuamente. Lo hacen sólo algunos, y sólo en algunas ocasiones, y a veces inadvertidamente incluso para ellos mismos. Lo malo es que suelen moverse torpemente en el campo de la filosofía, y pasan por él como caballo por una cacharrería, haciendo unas conjeturas de orden filosófico a veces sumamente curiosas.

    —Pero tampoco es malo hacer conjeturas de vez en cuando. No vamos a estar siempre limitados a lo estrictamente demostrado.

    Por supuesto, pero entonces hay que distinguir bien entre las conjeturas y las afirmaciones de la ciencia. Igual que, por ejemplo, un principio ético elemental exige a los profesionales de los medios de comunicación distinguir lo que es propiamente la noticia de lo que es una opinión suya sobre esa noticia, los científicos están obligados a hacer también esa diferenciación entre lo que han comprobado científicamente y lo que es una especulación de su pensamiento, que ha de argumentarse conforme a las reglas de la metafísica.