¿Son compatibles ciencia y fe? 
¿Demostrar que Dios no existe?

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitio Web: interrogantes.net

  

Narrando la historia de su conversión, C.S.Lewis explicaba cómo advirtió, en un momento concreto de su vida, que su racionalismo ateo de la juventud se basaba inevitablemente en lo que él consideraba como los grandes descubrimientos de las ciencias. Y lo que los científicos presentaban como cierto, él lo asumía sin conceder margen alguno a la duda.

    Poco a poco, a medida que iba madurando su pensamiento, se estrellaba una y otra vez contra un escollo que no lograba salvar: él no era científico; tenía, por tanto, que aceptar esos descubrimientos por confianza, por autoridad..., como si fueran, en definitiva, dogmas de fe científica; y esto iba radicalmente en contra de su racionalismo.

    Lo relataba a la vuelta de los años, asombrándose de su propia ingenuidad de juventud. Sin saber casi por qué, había vivido envuelto en una credulidad que ahora le parecía humillante. Siempre había creído en prácticamente todo lo que apareciera escrito en letra impresa y firmado por un científico. "Todavía no tenía ni idea entonces —decía— de la cantidad de tonterías que hay en el mundo escritas e impresas." Ahora le parecía que ese candor juvenil le había arrastrado hacia una inocente aceptación rendida de un dogmatismo más fuerte que aquel del que estaba huyendo. Los científicos, ante el gran público, tienen a su favor una gran ventaja: el tremendo complejo de inferioridad frente a la ciencia que tiene el hombre corriente.

    —¿Y si la ciencia demostrara un día que Dios no existe? Porque mucha gente piensa que llegará un día en que la ciencia logrará que se prescinda de lo que llaman "la hipótesis de Dios, forjada en los siglos oscuros de la ignorancia".

    Es un viejo temor, que surge a veces incluso entre los propios creyentes, avivado por la fuerza divulgativa del ateísmo cientifista. Sin embargo, es un temor poco fundado:

Si demostrar con seriedad
la existencia de Dios
puede ser una tarea laboriosa para la filosofía,
demostrar su inexistencia
es para la ciencia una tarea imposible.

    El objeto de la ciencia no es más que lo observable y lo medible, y Dios no es ni lo uno ni lo otro. Para demostrar que Dios no existe, sería preciso que la ciencia descubriera un primer elemento que no tuviera causa, que existiera por él mismo, y cuya presencia explicara todo lo demás sin dejar nada fuera. Y si lo pudiera descubrir —que no podrá, porque está fuera de su ámbito de conocimiento—, sería precisamente eso que nosotros llamamos Dios.

    Robert Jastrow, director del "Goddard Institute of Space Studies", de la NASA, y gran conocedor de los últimos avances científicos en relación con el origen del universo, decía: "Para el científico que ha vivido en la creencia en el ilimitado poder de la razón, la historia de la ciencia concluye como una pesadilla. Ha escalado la montaña de la ignorancia, y está a punto de conquistar el pico más alto. Y cuando está trepando el último peñasco, salen a darle la bienvenida un montón de teólogos que habían estado sentados allí arriba durante bastantes siglos."