¿Qué hacer ante la homosexualidad? 
No es una simple cuestión de palabras

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitio Web: interrogantes.net

 

La correcta comprensión de este problema no es una cuestión de teorías o de simples precisiones académicas o terminológicas. Acertar en este punto representa dar o no esperanza a cuantos están prisioneros del viejo dogma de que la homosexualidad es algo innato, inmutable y extendidísimo. Un error que produce daños irreparables a mucha gente.

Se habla tanto y tan desenfocadamente de la homosexualidad, que empieza a ser un tema de seria preocupación en bastantes adolescentes, que están empezando a creer que tienen tendencias homosexuales. Y otro problema añadido es que pocos se atreven a hablarlo a tiempo con la persona adecuada.

No es extraño que un adolescente sienta en algún momento unas leves tendencias homosexuales debidas a algún pequeño problema del desarrollo, habitualmente pasajero y que pronto queda en nada. Pero si a esa chica o ese chico se le ha hecho creer que la homosexualidad es de origen genético, y que es algo permanente, y que es incurable, esa idea puede provocar que ese adolescente convierta un sencillo y circunstancial problema en una profunda crisis de identidad sexual, y acabe por orientar su vida en una dirección equivocada.

Esas crisis de confusión sobre la identidad sexual en la adolescencia no son difíciles de superar, con o sin ayuda médica, según la gravedad del caso. Lo que sería un gran error es aconsejarles que asuman la condición de homosexual como algo normal y definitivo, y animarles a que desarrollen su sexualidad en ese sentido.

Cuando se afirma que las personas con inclinaciones homosexuales no pueden sino actuar según esas inclinaciones, en el fondo se está negando a esas personas lo más específicamente humano, que es la libertad personal. Quizá no son responsables de sentir esas inclinaciones, pero sí serían responsables de practicarlas y contribuir así a reforzar su tendencia, con lo que se hacen un daño grande a sí mismos. Siempre hay que procurar ser comprensivo con quien no logra remontar una dificultad, de cualquier tipo que sea, pero negar por principio que pueda hacerlo demuestra considerar en muy poco al hombre. Sería una actitud pesimista y triste, y además muy poco tolerante