¿La fe aleja de la "vida real"? 
Los riesgos del eufemismo

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitio Web: interrogantes.net

  

El hombre tiende a establecer una cierta barrera entre las ideas y lo que llama la vida real. Y quizá, por ejemplo, cuando piensa en la fe, su imaginación representa en su mente un viejo y destartalado templo donde un sacerdote vestido con ropas extrañas se dirige a unas personas grises y serias, que además cantan mal, y que a su juicio pierden lamentablemente el tiempo, lejos del mundo real en el que ellos sí están.

Y probablemente concluya que la religión no tiene sentido. O que la Iglesia funciona mal, cuando lo que parece funcionar fatal es su conocimiento de la fe y de la Iglesia, o al menos su imaginación, que impide a su inteligencia contemplar lo que hay detrás de todo aquello que ve.

Algunos tienen una pobre imagen de la fe y de la Iglesia sin culpa de su parte, o al menos con poca culpa. Otros, fomentan su autoengaño para tranquilizar su conciencia, que quizá les reprocha algunas cosas a las que no se atreve a llamar por su nombre.

Y es que, o se vive como se piensa, o se acaba pensando como se vive. Y lo peor es que ese trayecto mental suele recorrerse de forma casi inconsciente. Es un proceso sencillo, en el que lo que se hace en la práctica acaba por apuntalarse con la correspondiente teoría. Y quizá a partir de entonces la comisión ilegal deja de parecerme tan mala... porque yo estoy cobrándola.

Al comienzo fueron vicios, hoy quieren llamarse costumbres, decía Séneca. Hay personas –dice José Eulogio López– que cuando no han sido fieles a su mujer reconocen su debilidad; y otras, que lo que hacen es acusar a los demás, y exigir a la Iglesia que dé marcha atrás en una regla que ellos ya no pueden seguir. Es como si a un grumete le mareara navegar y, en vez de esforzarse por acostumbrarse al mar, exigiera al patrón que todos los barcos se quedaran a faenar en el puerto. Son como esos creyentes a los que les gustaría reformar la Iglesia para no tener que reformarse a sí mismos (a pesar de que parece hacerles bastante falta).