El temperamento no es un destino inexorable 
Descifrar las claves

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitio Web: interrogantes.net

 

  

Ortega y Gasset decía que no hay nada más fácil que escribir sobre algo un buen montón de folios, pero que, hablando de un tema concreto, escribir uno, uno sólo, precisando bien las cosas, a veces parece casi imposible.

Algo parecido podría decirse de la vida sentimental. Es una realidad compleja y escurridiza, nada fácil de explicar de modo sencillo. Algunos sentimientos surgen en una situación bien concreta y conocida: sentimos admiración, miedo, o ira, ante determinadas personas o sucesos, y comprendemos con claridad lo que nos sucede. Pero ante muchos otros, no siempre encontramos un desencadenante claro: nos podemos encontrar tristes, irritados o cansados, sin saber bien por qué. Y ante esos sentimientos, nos gustaría poder cambiarlos, y disipar de un plumazo la vergüenza, la ira, la angustia o el aburrimiento, pero vemos que no resulta sencillo.

Como ha escrito José Antonio Marina, el estado emocional es como un resultado consciente de acontecimientos de los que no siempre somos plenamente conscientes, y algunos de ellos son simplemente biológicos.

Nuestros sentimientos son como
un
lenguaje cifrado
que expresa cuál es
la textura de nuestro corazón.

Estudiando esas resonancias afectivas podemos descifrar las claves de nuestra vida afectiva. Nos gustaría poder responder a la pregunta, en la que tanto nos va en la vida: ¿por qué siento yo lo que siento?, ¿por qué esa otra persona siente lo que siente?

Vemos que un mismo estímulo produce sentimientos distintos a distintas personas. El estilo afectivo es el resultado de elementos dispares provenientes de la genética individual y la historia personal. Y en este último ingrediente, nunca puede olvidarse el papel de la libertad individual como gran configurador de la propia persona.