Educar los sentimientos
Disfrutar haciendo el bien

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitio Web: interrogantes.net

  

Por eso, las personas más anticipativas y previsoras se preguntan con frecuencia cómo deberían educar a sus hijos –o cómo educarse ellos mismos– para no incurrir en esos errores. Porque los errores en educación se pagan muy caros, y aunque no siempre se pueden evitar, lo decisivo es procurar adelantarse y abordarlos antes de que lleguen a plantearse abiertamente. Se trata de lograr, en la medida de lo posible, que no tengamos que esperar a haber tropezado y caído para que el dolor nos haga abrir los ojos a la realidad.

Lo verdaderamente eficaz es
centrarse en la prevención,
pues de sobra sabemos que
muchos de esos problemas son graves
y tienen muy difícil remedio.

Las causas que los producen suelen ser complejas, y se entralazan con muchos factores como la herencia genética, la dinámica familiar, el estilo educativo escolar o la cultura urbana del entorno. No existe un único tipo de solución que sea capaz de resolver estos problemas.

Pero debemos prestar
una especial atención
al desarrollo afectivo
de las personas.

Pues, como ha señalado Alasdair Macintyre, una buena educación es, entre otras cosas, haber aprendido a disfrutar haciendo el bien y a sentir disgusto haciendo el mal.

Se trata, por tanto,
de aprender a querer
lo que merece ser querido.