Educación sexual 
No sólo sabias recomendaciones. ¿Censura?

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitio Web: interrogantes.net

 

  

Casi todos los padres piensan que dan buen ejemplo a sus hijos en esta materia, pero cabría analizar varios detalles en los que puede haber discrepancias entre lo que intentan inculcar al chico y lo que luego el chico ve.

Por ejemplo, ¿qué niño no protesta si se le impide ver una determinada película, mientras sus padres siguen ante el televisor? Es fácil que el chico se enfade, quiera verla terminar, y se organice una pequeña trifulca doméstica.

Algunas de esas películas serán tan inconvenientes para el niño como para los padres; otras, no. Pero, desde luego, si el padre o la madre apagan la televisión o cambian de canal, es seguro que el chico no rechistará y asumirá un criterio moral claro al respecto.

También interesa preguntarse por las revistas y publicaciones que entran en la casa. Hay bastantes de ellas que dedican muchas páginas a reportajes nada recomendables para los chicos, por la inmoralidad, el sensacionalismo y, a veces, la pornografía. Y quizá se compran, y están por la casa, y se leen.

¿Qué pensará el niño, con su agudo y penetrante sentido crítico, sobre nuestras sabias recomendaciones sobre el sexo...? "Que son sermones de papá o de mamá, pero que, bueno, no será para tanto; que parece que lo malo es sólo malo para los niños; otra manía más, igual que la de que no les grite y luego ellos me gritan, o de que pida las cosas por favor y luego ellos tampoco lo hacen...; o sea, que ni caso".

Para que haya coherencia en la educación, los padres deben cuidarse de filtrar todo lo que entra en la casa y queda al alcance del chico: periódicos, revistas, televisión, vídeo, internet, libros, etc. Y, por supuesto, las películas cuando va al cine.

—Oye, que eso es censura.

Sí. ¿Y qué tiene de terrible preservar a la familia de lo que puede hacerle mal? Igual que no dejas las tijeras al alcance del pequeño, o que escondes las medicinas para que no se las tome todas y se intoxique, de modo semejante debes cuidar de que no intoxique su cabeza y su corazón con inmoralidades.

—¿Y qué dices sobre el pudor?

En la educación sexual, el pudor es también más importante de lo que parece. Aunque efectivamente a esta edad el instinto sexual no sea aún muy intenso, unas costumbres inadecuadas en este aspecto pueden ser un fuerte lastre para el futuro.

El pudor es un instinto natural, presente de modo universal a lo largo de los siglos, que protege espontáneamente la propia intimidad. Los hijos lo aprenden en el hogar casi sin que los padres se lo propongan. Es cuestión de dar ejemplo, y aprenderán a ser sensibles, a respetar como deben al otro sexo, a ir correctamente vestidos por la casa, a vivir el pudor cuando se bañan o al cambiarse de ropa, etc.

Ese natural recato, protección de la propia intimidad, es importante porque su descuido provoca el estímulo extemporáneo de la pasión genital. El vestido no es una simple exigencia climatológica, sino que es necesario para que las relaciones hombre-mujer sean propiamente humanas y personales. De lo contrario, normalmente despertarían pasiones inoportunas o inadecuadas.