El ambiente familiar 
Diálogo y naturalidad. Virtudes familiares

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitio Web: interrogantes.net

 

  

Es mejor no comenzar una conversación –recomienda Lluís Cassany– si no nos sentimos con capacidad de acabarla con serenidad, pase lo que pase, diga lo que diga. Baja la guardia. No le respondas "porque sí", ni "porque soy tu padre", ni "mientras estés en esta casa".

Razona tu orden, aunque él no lo acepte. Hazle reflexionar sobre el porqué de sus ideas. No seas paternalista ni autoritario.

No grites
y no permitas que él grite.
Si gritas,
permite que él grite.

En las ideas no cabe la imposición. Hay que saber suscitarlas en él sin avasallar. Debemos aprender a dialogar sin pretender rebatir de forma contundente al interlocutor, sin pretender sentar cátedra, porque puede echarse todo a perder por culpa de ese tonto deseo de concluir triunfadoramente.

Es mejor que no haya vencedor ni vencido, sino que, en un intercambio de impresiones positivo, huyendo desde el principio de planteamientos de debate dialéctico, se llegue de la mano a conclusiones útiles. Se trata de charlar y enriquecerse mutuamente con ideas y puntos de vista distintos a los nuestros.

—Oye, que en mi familia no son todo peleas...

Ya me imagino, pero a veces son unas pocas peleas las que deterioran el ambiente familiar, y hay que saber evitarlas. Y esos temas más conflictivos, que separan, habrá que tratarlos alguna vez, pero con prudencia y sin abusar, que normalmente ya suelen salir bastante sin necesidad de buscarlos.

Si no se ha comenzado antes, es la hora de dedicar tiempo a cada hijo en particular. Recuerdo una madre muy sensata que se había impuesto a sí misma como norma no dejar pasar ni un día sin haber tenido al menos un momento de conversación personal confiada con cada uno de sus hijos.

Naturalidad. Sencillez. Ausencia de afectación. Espontaneidad. Llaneza. La naturalidad llevará a que los hijos estén relajados y distendidos en nuestra presencia.

Franqueza y no querer aparentar
son claves para la confianza
y la cordialidad familiar.

Para lograr ese clima, es necesario que los padres:

 

Y para ello, también es importante que los hijos puedan observar esa misma armonía en sus padres, porque vean que:

Sin embargo, a veces no quedará más remedio que pasar un mal rato para resolver una situación cuya solución no debe ya aplazarse. Y habrá entonces que agotar la verdad, y entrar a fondo. Será un mal rato para ambos, pero para los dos igualmente necesario.

Otra preocupación que han de tener los padres es la de luchar contra la excesiva monotonía familiar. Tener ideas que hagan que los hijos se diviertan en casa, iniciativas que rompan la rutina y faciliten el descanso:

Los padres han de buscar con ingenio y tenacidad que haya en la casa:

Es además buena forma de hacer que no busquen fuera lo que deben encontrar en casa.