Centrarse en los demás 
Desconfiados y resentidos

Autor: Alfonso Aguiló Pastrana

Sitios Web: interrogantes.net

 

Muchas personas tienen un profundo convencimiento de que en el mundo todo es egoísmo y mezquino interés.

Y como ellos así lo piensan, les parece que lo normal y lo corriente es que todos los humanos sean también, como ellos, unos egoístas de muchísimo cuidado.

Viven así una vida empobrecida, parece como que miran siempre de reojo. Son desconfiados. Es algo casi enfermizo.

No hace falta insistir en lo negativo de ese planteamiento para la educación del carácter. La educación en la familia debe prender en un clima

Hay padres y educadores que empujan habitualmente a desconfiar, y cometen con eso un grave error.

Es verdad que tampoco hay que pasarse por el otro extremo, porque pueden efectivamente acabar siendo unos ingenuos y que luego todo el mundo les engañe y nunca espabilen. Es preciso encontrar un equilibrio. Es verdad que ese peligro existe, pero es bastante menor que su contrario, y, además, es más fácil de corregir.

Repasemos algunas ideas para facilitar un clima de confianza en la familia:

La desconfianza está detrás de los resentidos que, después de recibir una herida, están decididos a no volver a confiar. Detrás de los solitarios, de los desamorados. De los viejos que se esconden desconfiados porque piensan que ya no valen para nada y todos les desprecian. De los enfermos que piensan por sistema que nadie les comprende. De los jóvenes que ven a los mayores como gente que jamás les podrán entender. De los tímidos, que se encierran dentro del propio corazón por miedo a abrirse.