Los mentirosos II

Autor: Alejo Fernández Pérez   

alejo_fp@terra.es

 

 

Un mentiroso es alguien que miente, y además lo descubren, pues si no lo descubren, nadie sabría que miente. Además hay que saber si mentir es bueno o malo. Dada su importancia, el mismo Yahvé nos lo tuvo que escribir en una tabla de piedra hace más de tres mil años: “No levantarás falso testimonio ni mentirás”. Mandamiento aceptado por miles de millones de cristianos y no cristianos.

 

Otra cuestión que estimula a los cotillas, a los murmuradores, a los embusteros es la complicidad por cobardía, cuando nos dejamos seducir y manipular por los que escuchamos en silencio y a sabiendas de que mienten. ¡ Cuánto daño hacemos “los buenos”! Defender la verdad, empezando por las pequeñas, requiere mucho valor y un serio entrenamiento.

 

Como la mentira es una forma clara de falsificar el mundo, Dios expulsó a Adán y Eva del paraíso convirtiéndolos de “capitalistas” ,lo tenían todo , en “proletarios” al verse desnudos . Cada mentira da lugar a otras, convirtiéndose en el soporte de una cadena de falsedades que crece sin descanso y hace que el mentiroso se líe , enrede y confunda cada vez más entre sus propios embustes. Quien no sabe resolver sus problemas mas que mintiendo, suele ser algo corto de inteligencia y un tanto cobardica.

 

Otra mentira: La democracia liberal presupone tres poderes “independientes”: Ejecutivo, Legislativo y Judicial ¿No nos engañan?¿Cuántos “poderes” mandaban cuando Franco, Hitler, Churchill, Estalin, ZP, ..)  ¿ Y los medios de comunicación- el cuarto poder-? ¿Y el dinero, el petróleo, las sociedades secretas, las religiones, las sectas,  las Internacionales, las Multinacionales, la Nueva Era, la Masonería, el Sionismo, el Foro Social Mundial, algunas ONGs,…? En muchos países no mandan más que los militares y revolucionarios que utilizan la lógica de la fuerza. Olvídense de que Bush ,  ZP y otros gobernantes mandan. Bueno, quizá manden un poquito, a condición de que, en cada caso particular, no pongan mala cara algunos señores .

 

También en nuestros hogares se cuela la mentira de mil formas diferentes: 

a) La joven que vuelve de madrugada a casa diciendo a los padres que ha dormido en casa de una amiga- o sea con un amigo-. b) El padre o la madre que dice que le han robado  la paga del mes, cuando la ha perdido en el bingo. c) El hijo universitario que engaña a sus padres asegurando haber aprobado todo el curso, cuando no ha pisado un aula en todo el año. d) El padre que exulta por haberse hecho rico, ocultando que ha robado. e ) El hombre casado que va a la capital para terminar un buen negocio, negocio consistente en pasar unos días con su amiguita o amiguito… Así hasta acabar con el abecedario

 

La mentira es una enfermedad que  como el sida o el cáncer va corroyendo lentamente el organismo personal,  familiar y social hasta dejarlos anémicos, sin fuerzas, desmoralizados, acobardados y a punto para que los nuevos “bárbaros” (musulmanes, eslavos, indios, chinos,…) tomen las riendas de esta Europa, como la tomaron del podrido mundo romano. Una sociedad corrompida que, mediante engaños, reniega de su religión, moral, costumbres y hasta de su Patria es el mejor caldo de cultivo para ser esclavizada por los bárbaros antedichos.

 

Pero, ¿quiénes son los que mienten? Abramos los periódicos, escuchemos la radio , veamos la tele, y si no los descubrimos es que no nos interesa descubrirlos o carecemos de un mínimo criterio propio. Fíjense en cualquier manifestación: quienes la promueven aseguran que asistieron millón y medio; los otros o la ocultan o la dejan en cien mil personas o en 25.000. En la única TV que la filmó se vio la verdad. Si en democracia manda el pueblo, no hay duda de que a este pueblo lo están tomando por tonto algunos “listos”. ¿Será verdad?

 

Entre la labor intoxicadora de unos y la tibieza de otros contribuimos a que las mentiras, machaconamente repetidas, penetren en las mentes de muchos,  arruinando al tejido social. Los grandes mentirosos son pocos, pero si muy poderosos y suelen vivir de la mentira como: ciertas sectas, dirigentes de partidos políticos , propietarios de  medios de comunicación, grandes empresarios,… Los que comen de la mentira nunca la denunciarán y siempre la justificarán. Lo malo no es que unos cuantos echen una mentirilla de vez en cuando, lo grave ¡Es que nunca dicen la verdad! Constituyen una verdadera y muy peligrosa peste. Se los conocen fácilmente porque:

 

¡Mienten, mienten, mienten y mienten! ¡Mienten siempre, a todas horas , en todo lugar , a todas las gentes y en todas las ocasiones! ¡No se les puede creer NUNCA!  Pues mienten incluso cuando por error se les escapa una verdad, verdad que utilizarán como calzador para “darnos gato por liebre”

 

Entonces ¿De quienes nos podemos fiar? Generalmente, de los enamorados, de los que creen en Dios, de nuestros  padres y amigos, de los que valientemente dan la cara, de los que cumplen sus palabras , de la gente sana del pueblo y de pocos más. Son suficientes para comprender que la vida merece la pena vivirse con dignidad.