Historia de la Iglesia

Autor: Alberto Muller

 


Se podría profesar una religión u otra…se podría optar por ser agnóstico o anarquista …cualquiera tiene el derecho a declararse ateo o libre pensador…y hasta podría participar con pasión en ese fanatismo marxista anacrónico y pasado de moda…


Pero para los interesados en adentrarse sinceramente en el corazón de la historia cubana…unos u otros…resulta indispensable conocer las grandezas espirituales de la Iglesia Católica cubana en su andar de cinco siglos… y por qué no…hasta sus momentos más relevantes de debilidad institucional y errores humanos.


Para unos y para otros - con fe viva o con absoluto escepticismo - es ineludible el misterio maravilloso de la Virgen de la Caridad del Cobre <Patrona de Cuba>…que ha estado presente con carisma salvífico en los momentos cumbres de esa historia cubana…transcurrida desde el descubrimiento de Crístobal Colón en 1492 hasta nuestros días.


Y este es el reconocimiento que queremos hacer - y compartir con el amigo lector - sobre la obra monumental y casi ontológica de monseñor Suárez Polcari sobre la Historia de la Iglesia Católica en Cuba.


El libro a que nos referimos es como un huracán que nace batiendo brisas de evangelización y de incongruencias oscuras en el trato con los indígenas. Pero curiosamente desde que los descubridores se percatan que han topado tierra firme, se encomiendan a la Virgen María y dedican su esfuerzo de navegación y de asombro al nombre de Dios.


La obra de monseñor Polcari transita con lucidez historiográfica en la fundación de todos los pueblos de Cuba y en la división territorial de la isla.


No teme el autor incidir en el tratamiento cruel que algunos colonizadores aplicaron a los indios. Y por supuesto no puede pasar por alto la aparición y los milagros de la Virgen morena de la Caridad del Cobre.


Después el libro toma fuerza de denuncia ante los horrores de la esclavitud. Y se inicia el sincretismo religioso con la fe en la santería que profesaban los esclavos traídos de Africa.


Se funda entonces la Universidad Pontificia de San Gerónimo de La Habana, la primera universidad de Cuba (1728) y años más tarde la Casa de Beneficiencia., junto a la construcción de parroquias, escuelas y conventos en distintos lugares de la isla cubana (1802).


Para atender este hogar benéfico se traen a Cuba a Las Hijas de la Caridad, una orden de bondadosas y humildes religiosas.


Ya había nacido Félix Varela el 20 de noviembre de 1788, el santo cubano, como lo describiría años más tarde José Martí, el Apóstol de la Independencia de Cuba. 
También el libro se adentra con coraje histórico en el difícil equilibrio pastoral de la Iglesia Católica con la gesta independentista y con las autoridades españolas.
La República iniciada en 1902 produce una largo proceso de cubanización en el clero católico, no exento de contradicciones y de fricciones, que parece culminado ya a finales del siglo XX.


El Papa León XIII, el mismo que describiera José Martí al pronunciar aquella sublime sentencia…“Oh, que misterio un alma de Pontífice”…cuando lo vió ya anciano entrar en la Basílica de San Pedro…nombró a monseñor Louis Chapelle, Arzobispo de New Orleans, como Primer Delegado Apostólico Extraordinario para Cuba y Puerto Rico, con el ánimo de superar las inconveniencias y la apatía religiosa que había producido la derrota española en la isla (1899).


Y así, entre soles y porrazos, durante todo el transitar republicano hasta el amanecer nebuloso de 1959, se ve a una Iglesia Católica en franco proceso de crecimiento y maduración. 


Las Juventudes de Acción Católica, la Juventud Obrera y la Agrupación Católica Universitaria, fundadas por el hermano Victorino, por el Padre Enrique Oslé y por el Padre Felipe Rey de Castro, respectivamente, son un fiel reflejo de las raíces evangelizadoras que la Iglesia Católica iba sembrando en las juventudes cubanas por todos los rincones de la isla.


Tal vez al libro de dos tomos le faltó prolongarse una páginas para destacar el heroismo, el martirologio y el patriotismo que los jóvenes de estas instituciones – que son definitivamente la columna vertebral de la Iglesia Católica - han ofrecido generosamente en la democratización y liberación cubana en los distintos períodos oscuros de persecusión política, durante todo el transcurso del siglo, culminando en la pesadilla totalitaria del comunismo castrista que todavía padece la desdichada isla.


Casi todos los historiadores católicos, que conocemos y respetamos por sus obras respectivas, como Lebroc, Testé y ahora Polcari (con su historia monumental) priorizan la temática jerarquica de tal forma que, subestiman lastimosamente la pujanza del diaconado y de las instituciones seglares, que representan el mismo corazón latiente de la institución religiosa.


No se puede historiografiar a la Iglesia Católica cubana del siglo XX, por ejemplo, sin mencionar los nombres de Rubio Padilla, Angel Fernández Varela, José de Jesús Planas, Toñito Fernández, Andrés Valdespinos, Javier Calvo y Rogelio Fernández Corzo (Francisco), por sólo mencionar a algunos.


Sin embargo, al amigo lector, le recomiendo que manosee y se adentre en las páginas de este libro lleno de verdades, de fe y de pasión histórica…que Ediciones Universal ha tenido la sabiduría