Siempre es 20 de Noviembre

Autor: Adolfo Güémez, L.C.

aguemez@legionaries.org

 

 

             809 millones de dólares es mucho dinero. Pues bien, la PGR dice en un informe que México es el tercer país con mayor producción de artículos piratas, ya que tuvo estas pérdidas en el 2001.  

            Cualquiera andaría cabizbajo todo el día al leer este tipo de datos acerca de su país. Pero a veces los mexicanos reaccionamos como pelota: mientras más fuerte nos botan, más alto subimos. Ya que, a pesar de ésta y muchas otras noticias que parecen negativas, siempre nos sentiremos orgullosos de formar parte de esta maravillosa nación. Sí, pues aunque México sea un lugar de contrastes –a veces muy fuertes–, también constituye una comunidad capaz de grandes cosas, de empresas nobles y de conquistas generosas.  

            Recuerdo, por escoger un ejemplo entre muchos, la vez que el presidente Miguel Alemán inauguró las vías del tren que unirían Baja California con el resto del país. En esa ocasión el mandatario no quiso cortar el típico listón inaugural con unas tijeras. Eso se le hizo demasiado poco para todo el trabajo que había conllevado esta infraestructura. Muchas horas de insomnio, dolor y sudor de miles de mexicanos sostenían la obra. Y Don Miguel, parece, no era ajeno al hecho.  

Deseaba simbolizar, de algún modo, que el esfuerzo realizado había sido grande y fuerte. Que cada uno de los que habían participado en él formaba parte integrante de toda la obra. Deseaba que nadie se sintiera excluido. Por ello, en su lugar, quiso cortar una cadena de hierro con un soplete. Y lo hizo no sin que ríos de lágrimas brotaran de los ojos de muchos compatriotas.  

            A mí, esta imagen me encanta. México, una cadena fuerte, unida por valores, unida por los ideales de una patria que sea grande y fiel a sí misma. México, un país lleno de oportunidades, que no se mide cuando se trata de transmitir amor, calor y acogida. México, una nación que no teme los retos, que no se amedrenta ante los problemas y no se hunde por más fuertes que se presenten las crisis. México, un pueblo de mexicanos.  

            Y aquí quiero sacar a colación el próximo aniversario de la Revolución. No como un recuerdo de algo que pasó y que fue llevado a cabo por personas que murieron ya hace tiempo. No.  

Hoy quisiera, más bien, que cada uno de nosotros encarnara una revolución personal que le haga progresar constantemente, que le ayude a oponerse a todo anquilosamiento, a la rutina y al confort de una vida apagada, sin arrojo. Hoy quisiera que cada cual tomara las armas –esas que cada mexicano lleva dentro– del amor y de la libertad, y se decidiera a ser cada día mejor. Me gustaría en fin, que se lanzara a fortalecer su eslabón y, así, vigorizar a toda la cadena.  

Todos queremos un México mejor. Deseamos dejar un país distinto a las próximas generaciones. ¡Y lo  haremos! Pero no sin que cada mexicano sea el protagonista de esta revolución, haciendo de todos los días de su vida un 20 de noviembre.