Una cabeza llena de inventos

Autor: Adolfo Carreto      

   

Hoy día los inventos ya no nos sorprenden, porque el invento, como tantas otras cosas, se ha globalizado. Antes, los inventores eran individuos, gemios o simplemente clarividentes; ahora son equipos humanos contratados exclusivamente para inventar. Lo que no está mal. Siempre y cuando el nuevo artefacto sea verdaderamente de utilidad.

     Todos los cantantes modernos tienen la obligación de darle las gracias; por él, Thomas Alva Edison, son famosos y posiblemente también millonarios. Fue el 21 de noviembre de 1877, hace ya más de un siglo, cuando Edison mostró su invento. Quienes se encontraban en la redacción de American Scientific quedaron congelados al poder escuchar de nuevo su voz, sus palabras, sus gritos de asombro, ese sonido que salía de un cilindro encerado, recubierto con papel de estaño. Edison había logrado congelar el sonido.

     Hasta ese momento las palabras eran libres, los sonidos se los llevaba el viento, la música iba y venía, pero no se quedaba quieta. Llega este hombre y atrapa a la libertad sonora. El asombro es impresionante. Algunos temen hablar, temen que su sonido quede enjaulado; otros gozan la sensación de poder volver a escuchar sus propias palabras sin necesidad de volver a repetirlas.

     Thomas Alva Edison bautiza a su invento con el nombre de fonógrafo. Los asombrados receptores lo identifican como “la máquina que habla”. Y justamente en ese momento comenzó la era de la grabación del sonido.

     Claro, aquel aparato era muy diferente a nuestros modernos CDs. Alguien,  después de Edison, se encargó de perfeccionar: los equipos de técnicos subvencionados por la industria. La comercialización hizo el resto. Lo cierto es que aquí comienza el principio de la fama para muchos. Porque, hoy día, gracias a este precursor de la discografía, cualquier cantante con un poco de suerte y un mucho de publicidad puede convertirse en ídolo sin que él mismo lo hubiera sospechado.

     Así ocurre siempre: alguien inventa y muchos, después de él, nos aprovechamos en todos los aspecto de ese invento, sin preocuparnos por saber quién fue el inventor. Edison fue un individuo con la cabeza hecha para los inventos. Se tiene noticia de que registró 1.033 patentes. Es el típico hombre que supo unir ciencia con creatividad, teoría con práctica.

     Tuvo suerte. Muchos inventores, artistas, pintores, descubridores, luego de haber lograron lo que lograron, fueron despreciados y hasta murieron en la miseria. Edison no. Fue recompensado por gobiernos de distintas naciones y amasó una enorme fortuna gracias a sus inventos. Aunque no precisamente la fortuna de los cantantes modernos.