Simula-ficción

Autor: Adolfo Carreto

          

Para quien no lo sepa, la simula-ficción es un género literario de los últimos tiempos, así dicen los entendidos. Yo pienso que escribir según la técnica de la simula-ficción es escribir según la técnica de todos los tiempos; lo que ocurre es que ahora es mucho más comercial, esto es, ahora se trata de una literatura hecha para vender, y para ver, pues no poca de esta literatura ha pasado y continuará pasando a la pantalla grande.

     Puede ser que la literatura según la técnica de la simula-ficción se haya convertido hoy en el negocio del momento, pero la verdad es que grandes literatos la han utilizado en el pasado como recurso yo diría casi profético. Por nombrar, nombremos únicamente a uno: Julio Verne

     La verdad es que esta técnica narrativa apunta sus dardos hacia lo catastrófico, lo posible catastrófico, lo que puede pasar tomando como nota el presente. Un amplio panorama está en sus objetivos, desde los mundos siderales, las guerras intergalácticas, hasta los desplomes de las bolsas financieras más estables, con las consiguientes consecuencias.

     Y es que los tiempos han sido abonados para estas literaturas. ¿Especulaciones?. Sí. ¿Posibilidades?. También. De ahí su éxito, de ahí su comercialización. Cuanto más truculento sea el argumento, mejor, más vendible, más best-seller. Yo no sé si es que a los humanos nos encantan las hecatombes. Posiblemente no. Posiblemente esta fiebre por seguir bebiendo en la tragedia sea para desecharla. ¿Quién, en su sano juicio, quiere ver otra vez los atentados en Estados Unidos, o el hundimiento del Titánic?. Se me antoja que el auge de este tipo de literatura se debe a querer convertir en ficción lo que ya no es ficción, ni siquiera lo que es posible. Se me antoja que se trata de que no deseamos aceptar la realidad que nos toca, por ser excesivamente trágica.. Puede ser que queramos defendernos del mundo que hemos construido, reduciéndolo a mera literatura. Porque, si no es así, ¿qué otra explicación cabe?.

     La literatura no es historia, claro que no; es mucho más que historia; es trascender la historia. La literatura no es un pasatiempo, aunque como tal pueda ser considerado. Ni siquiera la literatura es cotidianidad. La literatura es el desdoblamiento de la conciencia de quien escribe y del mundo que describe, un mundo menos irreal de lo que el género le asigna. La literatura solamente es ficción para quienes no quieren entender que es realidad. Posiblemente esta sea la clave de por qué está en auge una literatura denominada simula-ficción, la cual, según la definición de uno de sus exitosos cultores, el escritor japonés Yoh Mizuki, es la simulación de la realidad más la ficción,

     Pero es que en el tiempo que vivimos la ficción se ha hecho más real que la misma realidad. De ahí su éxito.