Por ser cristianos

Autor: Adolfo Carreto      

    

 No estoy totalmente de acuerdo con las declaraciones de monseñor Ramón Echaren, obispo de Canarias, cuando denuncia que “por el hecho de ser cristianos” muchos profesionales de la comunicación son excluidos de los medios de comunicación masiva. Casos concretos puede haberlos, y los hay. Pero sinceramente creo que no es la norma.

     La censura siempre la ha habido, y siempre la habrá. La censura surge cuando, quien tiene poder para censurar, ve alterados sus personales intereses, no solamente económicos sino ideológicos, culturales, religiosos, de cualquier tipo. La censura siempre lo ha sido, y siempre lo será, la debilidad del poder aunque el poder crea que es su arma.

     En política la censura adquiere múltiples variantes, desde esa censura que lo es, pero que no se nota, hasta la censura que lo es y el censurador quiere que se note. Este es el caso muy común en estos momentos en Venezuela, aunque los censuradores sostengan que se trata de delitos contra la patria; de lo que se trata es de hacer ver que quien siga por esos caminos seguirá el camino de los censurados.

     En las religiones la censura ha venido predominando desde siempre. No digamos en las ideologías, no digamos en los negocios. Por eso la censura continúa siendo el pan nuestro de cada día.

     Es verdad que en los grandes medios de comunicación no prolifera la información religiosa como las otras informaciones, y también es verdad que cuando aparece la información de por medios es para promover más el escándalo que la noticia religiosa en cuanto tal. Pero esto ocurre también en política, ocurre en el arte, ocurre en el mercantilismo y ocurre hasta en el mundo del deporte. Lo estrambótico, lo que se sale de tono pareciera ser lo auténticamente comunicable, lo interesante. Y esta filosofía de la información nos está haciendo creer que la vida cotidiana es lo que aparece en la prensa y en la televisión y no lo que usted y yo, y millones de seres humanos diariamente vivimos.

    Dice el obispo de Canarias que “hay que decir, aunque algunos se molesten que, con no poca frecuencia, estos profesionales son marginados por el hecho de ser cristianos. Podríamos citar muchos ejemplos, ofreciendo nombres de periodistas, empresas y medios concretos, y una multitud de hechos comprobados”. No lo discuto, monseñor, pero ¿usted se atrevería a publicar en su Hoja Diocesana algunos comentarios de los que yo realizo, a pesar de ser cristiano?. No saquemos las cosas de quicio: de lo que se trata es del tratamiento de la noticia religiosa, que no siempre la tratamos con la objetividad que debiera ser.