Mi credo ante el nacimiento

Autor: Adolfo Carreto         

   

Creo en Jesús, hijo, nacido en la pobreza para desterrar la pobreza.

     Creo en Jesús, niño, con sus figuritas de barro  haciéndole compañía entre lucecitas de colores.

     Creo en su madre, María, que está allí, inclinada ante el pequeño, diciéndonos que también es hermano nuestro.

     Creo en su padre, José, carpintero, trabajador de manos callosas, un poco aturdido ante el misterio.

     Creo en los pastores, quienes dejaron su sueño porque la luz de muchas estrellas les despertó el alma.

     Creo en la mula y el buey, porque ellos me dicen que hasta los animales ponen  calor de amor en el aliento.

     Creo en las ovejas y corderillos que aquella noche no removieron sus esquilas para no despertar al pequeño.

     Creo en la imaginación de san Francisco de Asís, en la aldea italiana de Greccio y en el año 1223, cuando, dicen que por primera vez los hombres del pueblo se sintieron protagonistas.

     Creo en la estrella, fuera ocasional o fuera lucero verdadero, porque siempre es la estrella la que se posa sobre el pesebre.

     Creo en los niños que entonan villancicos, porque solamente de ellos es la verdadera voz cantando desentonada.

     Creo en mi padre y en mi madre quienes, desde niño, me enseñaron a construir mi nacimiento.

     Creo en mi sobrina, que todas las navidades me dice que le enseñe canciones nuevas para cantarle al Niño.

     Creo en mi hija, quien nos anunció su nacimiento y lo adelantó unos días antes de la navidad.

     Creo en los pintores que a través de siglos nos han ido dejando las figuras de los pesebres de todos los siglos.

     Creo en la misa de media noche, en mi tío que se viene de la capital al campo, en mi abuelo cuando presidía, inalterable la noche del veinticuatro, y en toda la familia que canta a la vez, unida siempre, reunida siempre, eso de noche de Dios, noche de Paz...

     Creo otra vez, siempre, en el Niño Jesús, y en todos los niños que siempre me lo recuerdan, y en la palabra Amén, que es como decir Sí siempre a lo que el Pequeño nos dijo.

     Creo quien construyó este  nacimiento que tengo ante mí, con imaginación de marginado, con papeles de periódico viejo, con antenas de televisión para captar el otro mundo, y con muchachitos que transitan por los tejados del barrio pensando en una Buena Nueva.