Mas libertad

Autor: Adolfo Carreto          

           

     Los católicos y las católicas suizas están pidiendo más libertad en la Iglesia. Y como los porcentajes son  abrumadores, no habría que desestimar esta solicitud. Claro, no todos los fieles son de la misma opinión de los suizos, de ahí que no sería prudente hacer regla general lo que aparentemente es geográfico. Pero, ¿realmente es geográfico?.

     Una encuesta realizada últimamente en Suiza certifica que el 90 por ciento de las católicas y católicos apoyan las siguientes demandas: están a favor del 90 por ciento y solamente en contra el 6 por ciento el que la Eucaristía pueda celebrarse conjuntamente con otros cristianos. Con respecto al controversial y siempre discutido tema del celibato optativo, el 89 por ciento están a favor y solamente en contra el diez por ciento. Más o menos los mismos porcentajes para la igualdad de derechos entre hombres y mujeres dentro de la Iglesia. Y solicitan igualmente un ecumenismo más dinámico, es decir, menos de declaraciones bienintencionadas y más de hecho: un 94% a favor contra un 4 por ciento en contra.

    Existen otros temas que igualmente son considerados como prioritarios para el devenir del cristianismo en el siglo que comienza. Como estos temas parecen ser tabú para la actual jerarquía eclesiástica, solicitan que sea el próximo Papa quien les de el visto bueno: entre ellos están el que las mujeres tengan acceso al matrimonio, el que se permita el matrimonio para los divorciados, el que los obispos sean elegidos por las iglesias locales y un diálogo más dinámica con el resto de las religiones.

     No parecen temas baladíes ni creo que sean sólo de preocupación entre los católicos suizos. Son temas, además, que no atañen a los dogmas sino a la reglamentación vigente. Por ende, ni deben de ser despreciados ni pueden ser considerados como fatuos. Son además temas que están en la raya de no pocos problemas actuales por los que pasa la iglesia católica.

     Todavía habrá mucho que discutir sobre el respecto. Saldrán voces de lado y lado para continuar echándole leña al fuego. Pero yo creo que cada uno de estos temas deberían de afrontarse ya, y de una vez por todas, con la seriedad que los nuevos tiempos lo ameritan. Quizá ese Concilio por el cual muchos claman pueda clarificar algunos de estos entuertos.

     A partir de estos datos el eminente teólogo Hans King, no de muy buen ver en los pasillos del Vaticano, pero poco sospechoso de ser un díscolo empedernido, ha apelado a los señores obispos en estos términos: “Les suplicamos para que tomen en serio las preocupaciones del Pueblo de Dios. En caso contrario, pronto serán obispos sin pueblo. Hablen también abiertamente con aquellos  que tienen la responsabilidad para la elección del próximo Papa”. Así es que la polémica está servida.