Los valores

Autor: Adolfo Carreto

 

 

     No todos profesamos los mismos valores, eso está clarísimo. A pesar de que hablamos tanto sobre globalización, pues no; a la hora de la verdad, y le pese a quien le pese, cada quien adopta un sistema de vida, o aspira a adoptarlo, el cual cree ser el mejor para él. Ni en religión, ni en política, ni en comportamientos sociales, ni en el concepto familiar, ni en el de las relaciones interpersonales, ni siquiera con respecto al medio ambiente o a fenómenos como los de la emigración e inmigración estamos cortados todos a la misma medida. Y debe de ser así. El ser humano es un cúmulo de muchos entornos, de muchos descalabros, de más de una alegrías, de aciertos y desaciertos, de fracasos y de triunfos. lo que antes no asustaba ya no nos sorprende, o no tanto. Lo que antes pensábamos inmutable sabemos que ya no lo es. Sistemas y estructuras que pensábamos consistentes sabemos ahora que son vulnerables.

     Vivimos un tiempo en proceso de remodelación. Ocurre que en muchísimos casos nos negamos a que la evolución siga su camino, y de ahí el choque. Hay quienes apuestan por el progreso material a como dé lugar, dejando a la deriva las nefastas consecuencias que le ocasionan al medio ambiente; y los hay quienes miran al futuro queriendo preservar también el medio ambiente a como dé lugar, como única fórmula de supervivencia para la especie y para el planeta. Hoy sabemos lo que antes ni se sospechaba: que nuestro planeta también puede convertirse en un mundo en extinción. Y aunque la ciencia nos sugiera cada vez con más énfasis la posibilidad de supervivencia en otros lugares fuera de nuestro entorno, también es verdad que no terminamos de asimilar esa posibilidad.

     Se ha escrito que, por ejemplo “un egipcio tenderá a pensar junto al 90% de sus compatriotas que los hombres tienen más derecho a trabajar que las mujeres, mientras que un sueco, miembro de la sociedad culturalmente más avanzada del mundo, rechazará firmemente este planteamiento. Y es probable que un francés no se conforme con un trabajo bien remunerado, sino que busque uno que le motive y en el que conecte con sus compañeros”, lo cual implica que el aceptar un tipo de valores o el rechazar otros, están también condicionados por el contexto social en el cual se vive.

     Estoy convencido de que las religiones deberían tener más en cuenta todos estos factores inclusive para que no haya conflicto entre creencias, algo que desgraciadamente, y a estas alturas, está poniéndose de moda. La nueva evangelización, y sobre todo la cristiana, pues en el Evangelio hay espacio para ello, deberá aceptar esta conflicto en el que hoy nos debatimos como un auténtico signo de los tiempos.