Los medios como tribuna II

Autor: Adolfo Carreto                

 

Son muy escasos los medios de comunicación masiva que utilizan espacios normales para la difusión de la información y la opinión religiosas. El tema religioso, desde el punto de vista informativo, no pasa de ser más que un tema curioso. Escándalos eclesiásticos, rupturas cismáticas, amonestaciones eclesiásticas a sacerdotes considerados disidentes, conflictos esporádicos entre gobiernos y jerarquías, finanzas vaticanas, viajes papales y otros renglones igualmente “noticiosos”; pero un tratamiento sistemático del quehacer religioso como correspondería a una sociedad tradicionalmente tenida como tal, no existe.

     Habría que indagar en las causas. Una posible es que habitualmente el tema religioso, periodísticamente hablando, no ha sido tratado como tema “interesante”, esto es, como noticia del diario acontecer que ataña a la esencia individual y social del ser humano. Otra podría ser que estos temas tampoco han sido tradicionalmente tratados por profesionales de la información, sino por profesionales del “hecho” religioso. Cabría decir que en este caso el desinterés del lector no está tanto en el contenido del mensaje cuanto en la forma de codificarlo. Y quizá otra, que se desprende de esta misma, el hecho de que los profesionales religioso han mirado a los medios de comunicación como instrumentos aptos para servirse de ello y no para servir a ellos. De tal forma que estas técnicas modernas del proceso de la comunicación se han escapada de las manos: ha podido más el medio que la tradicional codificación de este mensaje en él ubicado.

     En este momento clave de la vida de la iglesia, la cual desea implementar un nuevo ritmo a la evangelización, el tratamiento del fenómeno religioso en los medios parece decisivo y fundamental. Hay, eso sí, que enfocar religiosamente cualquiera de los acontecimientos de la vida social. Lo religioso no debe ser confundido exclusivamente con el acontecimiento eclesiástico. Lo fundamentalmente religioso en una sociedad considerada como tal debe ser el enfoque que se le imprima a los hechos humanos. Individuales y sociales. Cualquiera de las actividades humanas, por ser precisamente humanas, caben en el enfoque religioso. También lo político. Toda noticia, por muy general que sea toca siempre a un dato de la actividad humana o que tiene intrínseca relación con ella.

     No necesariamente debe lucir el rótulo de religioso para lo que sea. Una vez más hay que enfatizar que la forma también cuenta y que ésta es una vestidura de fondo, haciéndolo asequible al lector o simplemente dejándolo indiferente.. No confundir la una con lo otro, tampoco divorciarlos.