Los dioses

Autor: Adolfo Carreto

          

Antes, las cosas venían poco a poco, ahora nos atropellan. Antes las ideas perduraban, iban tomando cuerpo, iban gestándose como en un razonable embarazo, hasta tomar cuerpo, ahora caducan de inmediato. Tenemos que corregir todo, tenemos que precisar lo dicho ayer, tenemos que ir apelando a jueces distintos porque cualquiera puede equivocarse, lo mismo da que sea un árbitro de fútbol o el juez en primera instancia. Todo es apelable, que es algo como decir que nada es fiable.

     Modificamos leyes, modificamos comportamientos, modificamos tecnología, modificamos monedas, modificamos sistemas de control, modificamos vivienda, residencia, lugar de trabajo, tipo de trabajo, diversión... Todo, absolutamente todo es modificable. El divorcio es una modificación del matrimonio, los curas piden la modificación del celibato, las finanzas son modificadas en base al blanqueo del dinero, al narcotráfico, a los terrorismos, y así. La modificación es la moda, la modificación es la norma.

     Viene esto a cuento porque el Vaticano, con el fin de proteger los valores humanos amenazados, está impulsando un diálogo interreligioso porque tales valores están desapareciendo a causa de un mundo en continua transformación. Lo que quiere decir que, según el Vaticano, la transformación, la modificación, el aceleramiento se han convertido en una amenaza, en la pérdida de la estabilidad.

     Aunque no acepto el principio, creo que algo de eso hay. El Vaticano se está tomando muy en serio el asunto religioso en su forma global, porque el asunto religioso puede igualmente tambalearse por el efecto de la transformación. El último aldabonazo es el fenómeno de la clonación humana. Y el antepenúltimo, el impacto de los atentados terroristas en Estados Unidos. Precisamente este llamado al diálogo interreligioso se basa en el suceso de los atentados.

     El cardenal Francis Arince ha dicho que los trágicos acontecimientos que nuestro mundo experimenta afectan los corazones de los creyentes que pertenecen a religiones monoteístas, vale decir, cristianos, judíos, musulmanes. Religiones que los acontecimientos recientes pueden precipitar al conflicto. El Vaticano afirma que los fieles que adoran al único Dios están llamados a ser en el mundo artífices de una civilización fundada en los valores imperecederos de la paz y la justicia, de la verdad y el amor, del diálogo y la libertad, de la cooperación y la fraternidad, entre las personas y los pueblos.

     Pues que así sea. Pero digo yo, ¿de verdad el cambio, la transformación, la ciencia, la política, la economía, la educación modernas están acabando con todos estos valores imperecederos?. Si es así, apaga y vámonos. Lástima que las religiones monoteístas no se hayan dado cuenta antes que si se trata de un solo Dios, el mismo para todos, indivisible, todo estaba arreglado. Pero claro, hemos ido fabricando tantos dioses cuantas religiones, y así nos va.