Lo humano, lo cristiano

Autor: Adolfo Carreto

          

          He leído unas declaraciones del obispo de Canarias, monseñor Ramón Echaren, que para mí son de singular interés. Se refiere el obispo al tema de los derechos humanos en general y al tema de la obligatoriedad de la asignatura de religión en particular. Un tema muy debatido y que siempre que sale a luz pública levanta ronchas. Un tema que durante mucho tiempo fue tabú en España, y sobre el que no se podía ni opinar. La religión y concretamente la católica, parecía ser esencia fundamental de lo español cuando de lo que se trataba era de la utilización de la religión para apuntalar ideologías políticas. Aquellos tiempos han pasado y en España se respiran otros aires, no sé si anti clericales pero desde luego menos clericales.

     También he leído con asombro cómo la práctica religiosa de la juventud en España ha caído estrepitosamente, y aunque se achaca esta dejadez, este desinterés por lo religioso a las nuevas formas de modernidad, al nuevo auge económico, a las influencias no tan sanas de los modernos medios de comunicación en particular, no lo veo tan claro.

     Tengo la sospecha de que aquella religiosidad oficial e impuesta, española, no era tan verídica como aparentaba y es ahora cuando estamos dándonos cuenta. También tengo la sospecha de que aquellas clases de religión, de absoluta obligatoriedad, no dieron el fruto apetecido. Y es que todo lo que se intenta imponer por la fuerza, antes o después termina en el fracaso. Por eso me han llamado la atención las declaraciones de este prelado canario, quien se apunta a la Carta de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, donde se nos recuerda que “todo ciudadano tiene derecho de elegir la educación que quiera para sus hijos”. El problema surge cuando llegan las interpretaciones, cuando intentamos precisar si lo que creemos educación es precisamente educación, o si lo que tachamos como no educación, realmente no lo es.

     El obispo Echaren ha dicho que se trata de un derecho fundamental, no inventado por la Iglesia y aprobado por 160 naciones. Y añadió: “Este derecho de elegir la educación de los hijos es inalienable a la condición humana; da igual que sea un agnóstico, un ateo, un católico, un musulmán, un hindú o un bahai; tienen el mismo derecho; la enseñanza de religión no es una reivindicación de la Iglesia sino de todas las religiones, todas las confesiones y todas las ideologías.

     Pues dicho queda, señor obispo. Yo también me anoto a ese credo, aunque solamente sea para procurar ser un poco más católico, esto es, un poco más humano.