Libertad de expresión

Autor: Adolfo Carreto              

    

    ¡Faltaría más!. ¡Pues claro que sí, monseñor!. ¡Usted tiene todo el derecho a la libertad de expresión!. ¡Y a todas las libertades!. ¡Como cualquier mortal!. ¡Como cualquier ciudadano!. ¡Como cualquier creyente o no creyente!. ¡Como cualquier individuo con investidura o sin ella!. ¡Todos, absolutamente todos, y en igualdad de condiciones, tenemos derecho a la libertad de expresión!.

     Viene esto a cuento porque el arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Casco, ha dicho que la libertad de expresión también es para los obispos. Y yo digo una cosa:  si alguien en España goza de libertad de expresión son los obispos, aunque a veces no la ejerzan en libertad. Quiero decir, que a veces no dicen exactamente lo que piensan o no piensan exactamente lo que dicen. Y no hablo con irrespeto, ¡lejos de mi!. Se puede constatar fehacientemente.

     Los obispos no solamente tienen derecho a la libertad de expresión, y en todos los terrenos; tienen derecho, sobre todo, a equivocarse. Lo que ocurre es que cuando se equivocan algunos no se lo perdonan. Y también lo que ocurre es que, en algunos casos, aunque se equivoquen, ellos no dan su brazo a torcer.

     Tenemos que ir acostumbrándonos a estas cosas: los obispos a replicarnos y nosotros a replicar a los obispos. Tenemos que ir aceptando las realidades tal y como son y no sólo tal y como cada uno quisiera que fueran. Tenemos que ir aprendiendo a la réplica, unos y otros, y no por la investidura que cada quien tenga sino por el derecho que cada quién tiene. Por eso estoy de acuerdo con monseñor García-Casco: los obispos tienen derecho a la libertad de expresión. Quizá a lo que no tengan derecho es a la imposición sin más, porque ese ya es otro cantar. Porque, si de derechos hablamos, los mismos derechos son los mismos para todos.

     Me alegra sobremanera que los obispos aboguen por sus derechos, porque eso implica que los purpurados deben de respetar igualmente, exactamente igual el derecho de los demás, y si es el derecho de los fieles, con mayor razón.

     Ha dicho monseñor García-Casco: “en uso de la libertad de expresión que gozan todos los ciudadanos, entre los que nos encontramos los pastores de la Iglesia, seguiré predicando que la vida está llena de ocasiones para hacer presente las obras del Evangelio, y las elecciones son una de estas ocasiones”. ¡Perfecto!. Esta es una de esas ocasiones no sólo para los obispos sino para todos. Lo que ocurre es que los obispos deben de entender que en estos menesteres no todos los ciudadanos piensan igual que ellos. Porque, a lo que no hay derecho es a exigirnos que todos pensemos igual.