Liberación y Teología

Autor: Adolfo Carreto              

    

Hay quienes opinan que Juan Pablo II está muy claro en cuanto a al binomio liberación y teología, por no decir de la teología de la liberación, aunque “duda” todavía a la hora de intelectualizar dicha reflexión teológica, esto es, de aceptarla teóricamente como doctrina ortodoxa de la iglesia

     En la práctica nadie duda de la insistencia del Papa en una frase: “la opción preferencial por los pobres”: entiende por pobres a todos los necesitados, a todos las carentes, no solamente a los pobres en la materialidad. Sería interesante que alguien tabulara las veces que dicha frase ha sido utilizada por Juan Pablo II. Y es precisamente la “formulación” la que resume todo el entramado de la teología de la liberación. Quien necesita ser liberado es el que carece, aquel a quien se le ha privado de sus pertenencias fundamentales, esas pertenencias que constituyen el derecho inalienable de todo ser humano a su liberación: la del cuerpo y la del espíritu.

     La teología de la liberación ha sido, sin duda, “oficialmente” asumida por Roma. El Papa lo expresó así a los obispos brasileños en 1986: “Le teología de la Liberación no es sólo oportuna, sino útil y necesaria. Ella debe constituir una nueva etapa de la reflexión teológica”, declaración que viene a echar por tierra toda la manipulación interesada que, inclusive propagandísticamente, se ha lanzado contra ella y sus auspiciadores. Oponerse hoy día a la Teología de la Liberación es oponerse a las directrices de la Iglesia Católica. Y hay que decirlo precisamente ahora cuando el obispo catalán brasileño, Pedro Casaldáliga, por eso de los 75 años, va a ser relevado de su diócesis. ¿Alguien duda de la mística y también poética doctrina liberadora de su hacer?.

     Los míticos hermanos Boff, en carta abierta enviada al cardenal Joseph Ratsinger, luego de aparecer la Instrucción sobre la libertad cristiana y liberación, matizaron lo siguiente: “Lo que importa aquì no es tanto lo que Roma dice sobre la liberación (no obstante esto tenga toda su importancia), sino el hecho de Roma de haberse pronunciado y afirmado: la liberación es una cuestión que necesita ser asumida; ella está en la médula del mensaje evangélico. Tendría casi la tentación de decir que frente a este dato global y masivo todo lo demás es detalle”:

     En efecto, parece ser el detalle lo que no ha cuadrado en muchas mentes, aunque ya en todas va tomando cada vez más consistencia el “hecho global”. Y, sin embargo, son a veces los “detalles” los que cuentan.