La lágrimas

Autor: Adolfo Carreto          

           

          Imágenes de Cristos y de Vírgenes han comenzado nuevamente a llorar por todas partes. Hace tiempo que vienen llorando las imágenes de los Cristos y las Vírgenes. Aquí, en Venezuela, también se encuentran casos. ¿Dónde no?. Y si uno se pone a pensar, no faltan razones para las lágrimas. También para las alegrías, pero para las tristezas, sobran.

     Sobran sobre todo en Bolivia, nación castigada donde las haya, pobreza a raudales donde la haya, retraso inclemente donde lo haya, desnutrición y niños deambulando por la vida donde los haya, así que en Bolivia sobran razones para la tristeza. Y el Cristo de Limpias se ha puesto a llorar.

     A este Cristo lo llevaron hasta Cochabamba desde Cantabria, precisamente desde la aldea de Limpias. En realidad se trata de una réplica, pero tampoco importa; al fin y al cabo todas las reproducciones, todas las imágenes en yeso, madera, lienzo, tablas, arcilla, frescos, lo que sea; todas, en realidad, son réplicas de una misma realidad, de una misma creencia, de una misma especie de visualización de la fe..

     No es la primera vez que el Cristo de Cochabamba llora. Suele llorar durante todas las Semanas Santas, quizá porque Bolivia lleva desde tiempo atrás todo un Vía crucis ininterrumpido, que ahora nuevamente ha vuelto a tomas las calles, la protesta fundada, y el ansia de salir de la nada. Parece que los bolivianos están condenados, sin razón aparente, a no poder traspasar el umbral de Viernes Santo, el momento de la redención. Esta última Semana Santa el Cristo de Limpias de Cochabamba rompió la tradición y no lloró: se aguantó las lágrimas hasta ahora. Asegura una devota de la imagen, Silvia Arévalo, quien construyó para ella una capilla, que en todo este tiempo, es decir, desde la última Semana Santa hasta ahora “el rostro se le ha ido desfigurando por el sufrimiento.

     Ahora, a las lágrimas del Cristo, se le han unido las de una Virgen, una Inmaculada Concepción, quizá porque la fecha de su fiesta se acerca y no puede pasar desapercibida.

     Por supuesto, la noticia ha trascendido, como siempre trascienden estas noticias entre los fieles del común y entre los medios de comunicación, y una periodista presente en el acontecimiento asegura que sintió “dolor, emoción, angustia y ternura. Todo junto y todo separado. He pensado en mi vida, en mi país. La Virgen, con esa cara tan triste, quiere decirnos algo. Bolivia atraviesa una situación social complicada y quizá esos signos sean una llamada a la conversión, a la unión”. Quizá.

     En Limpias, la localidad cántabra de origen de la imagen del Cristo también ha habido reacciones. El párroco se ha limitado a decir: “Creo que puede haber milagros pero no intento hacer uso de ellos. Bienaventurados los que creen sin ver”.