La información religiosa

Autor: Adolfo Carreto

          

Es este un tema tabú. Por ello, casi siempre se presta  a enfoques parcializados acerca de las instituciones eclesiásticas, personalidades o posturas de los jerarcas ante fenómenos socio religiosos. Con muy poco margen de error se puede afirmar que predomina muchísimo más (a pesar de que no es excesiva su presencia en los medios), la información eclesiástica o sobre lo eclesiástico que la información puramente religiosa. Lo que cabe decir que se llega a confundir  lo que es tema religioso y lo que es tema eclesiástico. Y esto conduce a sospechar que es más noticioso lo eclesiástico que lo estrictatemente religioso.

Los medios de información “buscan” la noticia, esa que puede posarse en el lujo de la primera página, esa que puede atraer, escandalizar incluso o, en otras palabras (y en el sentido estrictamente positivo), esa que puede vender.

Vende, por ejemplo, la noticia de un viaje papal, aunque ya no tanto. Vende el conflicto entre algún obispo y el Vaticano, sobre todo si tal prelado es tercermundista. Vende la posición de la jerarquía eclesiástica, o de algún obispo en particular, con respecto a determinados gobiernos, máxime si éstos son dictadores. Venden los teólogos disidentes. Vende el asesinato de determinados líderes cristianos y vende también algún que otro documento emanado del Vaticano, esos más conflictivos, esos que tocan determinadas cuestiones fronterizas. Y venden, vaya si venden, los escándalos monetarios y los escándalos sexuales.

Algunos periódicos parecen especializarse en la selección de “noticias eventos que puedan aparecer como negativos en la relación con las orientaciones de la Iglesia o sus representantes, otros pretenden ocultar todo lo eclesiástico si es desagradable, para promocionar informativamente lo estrictamente positivo para la institución eclesial o sus jerarcas. Ambas posiciones parecen responder a intereses opuestos, y aunque el tema tratado pueda realizarse en el tiempo informativo de otros temas y de otras posiciones sobre lo mismo, condicionan considerablemente el hecho noticioso religiosa.

Se han hecho estudios sobre el particular y la conclusión más significativa es el haber detectado “coyunturas oportunistas de la información religiosa: mucha cobertura a ciertos temas, omisiones significativas, fabricación de hechos o circunstancias inexistentes, mentiras manifiestas, reduccionismo en los enfoques, etc.”

Por eso se me antoja decir que es casi un delito informativo tratar de identificar la noticia eclesiástica con la noticia religiosa. Aunque, claro está, es bien difícil de desligar. Porque siempre andarán por medio los intereses de parte y parte, y esos intereses son los que logran que la noticia sea menos creíble, o más oportunista.