La defensa

Autor: Adolfo Carreto

 

 

El catalán Jordi Pujol ha salido en defensa de la Iglesia católica como hay que salir, con todos los hierros. Ahora que ya no es presidente de la Generalitat puede que sus palabras sean más creídas, porque eso de ser político y además presidente de una autonomía y salir con todo ímpetu a defender las gestiones evangelizadoras de la iglesia católica pareciera salirse de tono, por aquello de que cada quien que ocupe su escaño. Y viene Jordi Pujol y dice que el escaño de la iglesia no es la sacristía, que ese es un escaño muy reducido y de puertas adentro. Y para que no queden dudas ahí van las palabras del eminente catalán: “La Iglesia tiene el deber y la responsabilidad de iluminar la conciencia de los católicos –y de los que sin serlo quieren oírla- cuestiones claves de muchas cosas que atañen a la dignidad de la persona, a la familia, al respeto a la vida desde el momento de la concepción, a la integridad física o al honor. Ante la defensa de esos derechos no se puede ser neutral ni permanecer callados como si nada estuviera en juego”.

     Pues dicho así, ya sabemos, hay que sacar los púlpitos, los modernos púlpitos, a la calle sin que nadie se ofenda, o aunque se ofendan.

     Es verdad que en la Iglesia no todo es de color rosa, pero evidentemente no todo es de color negro, ni siquiera una mínima parte. Es cierto que muchos voceros católicos no siempre han respondido con la nitidez con la que debían hacerlo, pero es igualmente verdad que a la hora de defender lo que hay que defender ninguna institución ha puesto tanto ahínco como la institución eclesial. Es verdad que hay que podar muchas ramas, pero no lo es menos que hay que seguir fortaleciendo la arboleda.

     Pienso que a las cosas deberíamos llamarlas por su nombre y también señalar con nombre y apellido a todos aquellos que se salen del rail, en política, en religión o en lo que sea. Estoy convencido de que identificar a las instituciones con los personajes que las degradan no acarrea beneficio alguno. Quien la hace, que la pague, que para eso están las leyes cuando las leyes están donde tienen que estar, pero no meter a todo el mundo en el mismo saco. Porque, hasta donde yo sé, son más en la iglesia católica los que han dado su vida por causas justas que quienes han cometido algunas o muchas injusticias, creo que son muchos más, y en toda la historia, los sacrificados que los aprovechados. Que también los hay, es verdad, pero que no son los más, desde luego.

     Me ha gustado la posición de Jordi Pujol, por  valiente, por decir lo que piensa y por describirnos a esa fauna de políticos que él conoce tan bien.