Fra Angélico

Autor: Adolfo Carreto      

   

   Fra Angélico es pintor, ante todo y sobre todo, de Anunciaciones. Ese dominico del Renacimiento Italiano hizo de la pintura misterio absoluto, oración de monasterio, de convento, de celda y de iglesia. Fray Angélico no pintaba para exhibir sino para predicar. Y para meditar. Siempre se me ha antojado que el famoso pintor dominico, de la Orden de Predicadores, cuya esencia evangelizadora fue la proclamación de la Verdad, de toda la verdad, pero sobre todo de la revelada, aprendió antes que nadie a utilizar los medios masivos de divulgación, los visuales, los de aquellos tiempos, como instrumentos para el cumplimiento de su vocación: dominico, evangelizador. No el único, por supuesto, pero sí de los de más enjundia.

     Fray Angélico es pintor de delicadeces místicas. No parece la suya una pintura sacada de la paleta de este mundo. Sus colores, sus trazos, provienen de otro lugar, de otras visiones, de otros acercamientos a la Verdad que trasciende esta verdad. El color oro no suele ser color de pintores pero en Fray Angélico no  solamente lo es sino que se trata del color. La luz que otros pintores extraen del blanco, el pintor dominico la extrae del oro. Hasta los colores que no son color oro se convierte en oro.

     Fray Angélico pinta al Resucitado como un hortelano, para despistar los sentimientos de María, la de Magdala. Pero de inmediato se ve que ni es hortelano, ni tiene porte de serlo, ni el lugar donde se encuentra es de hortalizas terrenales. María Magdalena casi lo convierte en ladrón, sin tener pinta de ello. Al verlo merodear junto al sepulcro, le dice: “Señor, si tu te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré”.

     La pintura del lugar, según el pincel de Fra Angélico, se asemeja más a una parcela del paraíso terrenal, que a un lugar donde se entierra a muertos. Y es porque el pintor dominico no pinta lugares sino visiones, no pinta momentos históricos sino éxtasis, no pinta historia sino meditación, no pinta para informar sino para rezar.

     Es día de Resurrección y se nota en los colores. Se percibe igualmente en las poses. Se percibe en la delicadeza del “quiero tocarte” pero todavía no. Cada pintor tiene su estilo de rezar pintando, pero el estilo de Fra Angélico es mucho más místico que teológico. En la forma y en el contenido.