El cuarto mundo

Autor: Adolfo Carreto      

 

 

     Hasta ahora, la literatura sociológica había acuñado diferentes prioridades para el mundo. Primer mundo, segundo mundo y, sobre todo, tercer mundo. Y el tercer mundo era prácticamente todo el mundo; esto es, ese conjunto de naciones, también llamadas subdesarrolladas o en vías de desarrollo, las cuales veían muy de lejos, como en una perspectiva interminable, el fantasma de las naciones ricas o medianamente ricas. Estas naciones de casi todo el mundo se habían acostumbrado a sufrir ya la denominación de “pobres”, inferiores, abajadas.

     Pues bien, resulta que les ha salido competencia. El mundo no ha llegado solamente hasta el tercer mundo, sino que ha seguido descendiendo y nos hemos topado con el espacio del cuarto mundo. ¿Qué naciones están clasificadas en este apartado?. ¿Qué renta per. cápita ostentan?. No se trata en este caso de naciones, ni el nombre lo han acuñado los sociólogos. “El cuarto mundo” está formado por jóvenes: “es una etiqueta que han comenzado a aplicarse los jóvenes marginados belgas reunidos en un foro cuyo título rezaba así: “jóvenes sin derechos”.

     Pronto se correrá por el mundial mundo juvenil la autodenominación de “cuarto mundo”, Porque, entre las cosas que los jóvenes belgas denunciaron está el hecho de que  ellos “sufren los rigores de una sociedad que piensa en adulto”. No dejaron atrás los problemas juveniles de la soledad, los riesgos de la marginación, la delincuencia, el problema del empleo, la inadecuación de las estructuras educativas, y otros asuntos.

     Y no cabe duda de que tienen razón: Si no toda, al menos parte. Ocurre que el antes denominado mundo juvenil y ahora rebautizado como “cuarto mundo” se le había bordado con bellas frases como “la esperanza de una nación”, “el futuro de la patria”, y otros eslóganes por el estilo. Y los jóvenes se están cansando ya de los eslóganes.

     Quizá una de las posibles soluciones es comenzar a abrir la puerta de la participación a este mundo juvenil para que realmente no se convierta en un cuarto mundo degradado.

     Si en la juventud está la fuerza, la creatividad y la energía dejémosles entonces que la manifiesten no al mundo “adulto” sino al mundo juvenil. Que puede ser tan responsable o más que el “a nuestro modo”. No estamos dando muy buen ejemplo ni los adultos y mucho menos las naciones adultas, esas englobadas en el primer renglón de la respetabilidad, es decir, en el primer mundo.