El camino

Autor: Adolfo Carreto            

 

 

¿Qué embrujo tiene el camino de Santiago, que no es camino como los demás, sino el camino donde desembocan todos los caminos afluentes?. ¿Qué tiene el camino de Santiago que lo transitan creyentes e incrédulos, esos que terminan siendo creyentes?. ¿Qué esconde el camino de Santiago en cualquiera de sus recovecos, en cualquiera de sus regatos, en cualquiera de sus arboledas, de sus peñascos, de sus fuentes para abrevar, de sus sombras para el reposo, de sus colores de todos los colores, verdes sobre verdes, verdes de todos los verdes?. ¿Qué dice el camino de santiago que de todos los rincones se escapa el murmullo de todos los pasos de todos los caminantes que en el camino han sido?. ¿Qué oración no se ha rezado caminando, qué canción no se ha entonado alargando la mirada hacia el infinito, que es el destino del camino de Santiago?.

     Todos los caminos van a Santiago desde que Santiago, el Apóstol, lo recorrió. Desde cualquier alejado rincón de la tierra se mira hacia Santiago, hacia el campo de las estrellas, hacia el lugar a donde se llega y de donde se parte. Es un camino sembrado de templos, de ermitas, de cruceiros, de lugares para el reposo, de fuentes para los pies y la garganta. Es un camino construido por todos los pies del mundo, calzados o descalzos, cansados o alerta, decididos hasta cuando descansan. Ningún paso se ha detenido en el camino de Santiago, ni se detendrá. Ningún caminante se ha visto desengañado, ni se verá. Ningún creyente se ha quedado sin oración, ni se quedará. Caminar por el camino de Santiago es avanzar hacia la totalidad.

     Antes de llegar a Compostela se llega al camino; luego de llegar a Compostela se continúa en el camino. El camino no es un medio, es el fin. El camino siempre será camino, ayer, hoy y mañana. Igual que el Apóstol siempre será el Apóstol.

     A los quince años di los primeros pasos por el camino y desde entonces no he perdido la dirección. Y es que el camino de Santiago tiene una dirección única, imperdible, señalada desde el cielo por la ruta de las estrellas. Y es que el camino de Santiago va por el cielo y por el suelo, de noche y de día, a toda hora, en todo tiempo. Y es que el camino de Santiago ha ido creciendo con la fe de los creyentes y con la fe de los que empiezan a creer. Y es que el camino de Santiago es el trecho que todos debemos recorrer para poder llegar a donde tenemos que llegar.

     Yo di los primeros pasos a los quince años por el camino y todavía ni me he cansado ni he dejado de recorrerlo. Porque es imposible abandonar el camino de Santiago.