La infoxicación

Autor: Adolfo Carreto   

 

 

Se ha definido infoxicación como un exceso de información mal digerida, un virus realmente de nuestro tiempo, un virus de la abundancia, un virus de la libertad mal compaginada, un virus globalizante y que cada día va a más. Antes nos quejábamos de la falta de información, ahora la abundancia de información nos indigesta. Pareciera que estamos refiriéndonos únicamente a la información que atenta o puede atentar contra los valores que siempre hemos tenido con los valores, o con la deformación de la conciencia, o con el desvío del espíritu. Pues no sólo eso: la infoxicación es más amplia, provocando daños a la salud física además de a la salud psíquica.
“Un estudio británico ha descubierto que las personas afectadas de enfermedades crónicas (diabetes, asma) tienden a empeorar cuando se hacen asiduos de la búsqueda de información sobre sus dolencias en Internet”. Tomo buena nota de esto pues tengo una hija diabética que, además, es asidua al ordenador. Me tranquiliza un poco ya que me asegura que cuando anda metida en la autopista del Google no piensa en su enfermedad sino en otras cosas así que su posible infoxicación puede provenir por otros tópicos.
Efectivamente, estoy convencido de que sufrimos un exceso de información tal que difícilmente podemos asimilarla: información de todo tipo, también hasta información espiritual. No hay más que navegar un tiempecito por los “buscadores” para percatarnos de la cantidad de sectas, pseudoreligiones, consejos espirituales, hierbas medicinales milagrosas, terapias para parejas mal avenidas, consejos para ser felices y triunfar en la vida... que no hacen más que confundirnos. Es como la información que diariamente nos suministran los horóscopos, esa otra especie de Biblia sagrada para adivinar el futuro diario que nunca termina uno adivinándolo.
Y luego nos inunda la información de los famosos, de los rompe parejas, de los buscadores de fortunas fáciles, de quienes diariamente se exhiben en los platós para contarnos los cuentos que a nadie interesan pero que propocionan suculentas cuentas; y luego nos inunda la información de los play boys futbolistas, y la de las cupletistas que se le quiebra la voz, y la de los toreros corneados fuera del redondel, y la de los abogados de percances extraños, y la de los políticos que se contradicen y nos contradicen, y qué sé yo cuanta información más. Así que sí, que la infoxicación nos invade y nos congestiona tanto el cuerpo como el espíritu.

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