"Amar en comillas"

Autor: Adolfo Carreto

 

 

     Hombre, pues qué quieres que te diga, Juan Manuel, ni tanto ni tan poco. Que seas novelista, como yo, me parece muy bien. Que seas ex seminarista como yo también me parece muy bien. Que defiendas la homosexualidad, pues, qué caray, tampoco me parece mal. Que utilices hechos reales para confeccionar tu novela, a medias entre la realidad y la ficción, tampoco es malo. Cada quién, para escribir, se documenta donde puede, y tú te documentaste en el recinto de los jesuitas.
No es que en aquel tu tiempo, como en el mío, la Iglesia estuviera en contra de la homosexualidad, es que contra la homosexualidad estaba todo el mundo, así es que no hay que acusar de pecado de los jesuitas, a quienes tú identificas con toda la Iglesia, por expulsar a un individuo que, introduciéndose en la ducha, intentaba violar a otro. Tanto, como tú dices, que el posible agredido tuvo que gritar, Y hasta ahí llegó el cuento. ¿Qué quieres, que no lo expulsaran? Precisamente por no tomar cartas en el asunto a tiempo pasa muchas veces lo que pasa. Los casos de homofilia eclesiástica, que tanto han proliferado en los últimos tiempos, al punto de que alguna diócesis norteamericana va a la quiebra económica si tienen que indemnizar a los agraviados, si hubiesen sido atajados a tiempo ni habría el escándalo que hay ni tendrían que pagar ahora lo que la justicia ordena.
Qué raro. Aseguras que el acto sexual entre dos varones es lo mejor que has escrito en toda la novela, la mejor escena. Pues, de ser así, orienta tu vocación de escritor hacia la pornografía, que parece es lo que te va. Eso de colocar a los dos muchachos, a 20 metros del altar mayor, practicando su acto sospecho que no es dato que has sacado de la realidad sino de la imaginación. Y sospecho también que será la metáfora sobre algo. ¿Dices que ese es el “sacramento del amor” consumado?. A mí, la verdad, no me escandaliza, pero es para escandalizar.
Otras de las cosas que añoras es que te condene la Iglesia por explayar tu fantasía. Aconsejaría a la jerarquía a que ni emitiera comunicados, ni te condenara, porque eso siempre es feo, porque a ti, como dices que ya no perteneces a la Iglesia ni te va ni te viene. Precisamente por eso, que la Iglesia no caiga en la tentación de darte publicidad. El tema es para vender más que para denunciar, y si hay condena de por medio, la venta está asegurada. Y que el rector de la Universidad de Comillas tampoco te dé entrada en sus aulas para defender tu postura. ¿Es que tienes alguna postura que defender?. Si para mí todo está muy claro: eres un novelista y basta. No necesitas defender posturas. Quienes necesitan defender sus posturas es que no están nada claros. Así que, Juan Manuel Ruiz, a lo hecho, pecho.

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