Ursula, la patrona de las colegialas (21 de octubre)

Autor: Adolfo Carreto

 

 

No sé si existió esta mujer y, por lo mismo, no sé si fue santa. No hay fechas que la acrediten. Ni siquiera árbol genealógico en el que sostenerse. Así es que esta tal Úrsula, hoy en el santoral, puede no haber existido. Lo cual tampoco importa mucho, porque si no existió ella muy bien pudo existir alguien muy parecido con comportamiento muy parecido y en época muy parecida. Son tradiciones orales, cuentos que van pasando de boca en boca, posiblemente deformados, pero siempre con ese deje de verdad que, a la postre, es lo que cuenta.
Ha sido declarada Úrsula patrona de colegialas y doncellas. Y eso, sospecho, es por la leyenda que arrastra: que era sumamente cuidadosa a la hora de elegir pretendiente, que no quería que los demás eligieran por ella, y menos la obligaran en emparentarse con alguien que no era de su gusto. Muy del temperamento de cualquier colegiala moderna, de cualquier doncella que se precie de gusto de su elección. Ahora es moneda corriente esta rebeldía adolescente para no aceptar lo que se le ofrece. En los tiempos de Úrsula, que no sabemos qué tiempos eran, no tanto. Y menos se si trata de hija de rey inglés, que no sabemos tampoco si lo era, ni de qué rey. La historia de los reyes ingleses está perfectamente documentada.
Dice la leyenda que Úrsula, la que fuera, era hija de rey inglés, pero cristiana, lo cual pareciera, por el pero, que se trataba de una deficiencia. Pero todos los reyes quieren lo que quieren para sus hijos, y el tal padre quiso un casamiento acorde, para que el reino no desmereciera. Le consiguió pretendiente principesco, aunque pagano. Y esos no eran los deseos de Úrsula.
Así es que se inventó la treta de una peregrinación a Roma, acompañada de sus doncellas, que las tenía en cantidad, para retardar el día del casamiento. Se embarcaron y emprendieron la peregrinación.
No le sirvió de mucho. Andaban los hunos, bautizados como bárbaros, apresando a cuanto cristiano se topaban. Y se toparon con el barco de Úrsula y sus doncellas. Qué contento para los hunos al toparse con aquellas mujeres. Por el atuendo, no se trataba de esclavas. Eran lo que eran. Y al cabecilla se le antojó Úrsula.
- Vas a casarte conmigo.
- No.
- Que sí, que vas a casarte conmigo. Y los demás que hagan lo que quieran con tus doncellas.
Mucho se enfureció Úrsula. Pero como dijo que no y que no, el jefe de los hunos echó a lucir su temperamento y ordenó que mataran a todas. Y Úrsula se quedó sin el antojo de este huno, y sin el prospecto del otro, de aquel príncipe pagano que su padre había seleccionado para ella.
Y así termina esta historia que no sabemos si es real, pero que pudo ser. Las colegialas tienen una posible santa que las protege en su rebeldía a la hora de elegir novio, aunque ellas no lo sepan.