Natividad (25 de diciembre)

Autor: Adolfo Carreto

 

 

Se unió la estrellada noche, la bulliciosa noche, la enamorada noche con el día, y hoy es Natividad. Nati es mi amiga y así se llama porque nació tal día como hoy, un 25 de diciembre de un año que ella no quiere que se sepa. Prometido. Y está sumamente orgullosa de haber nacido tal día como hoy, y por el motivo que celebramos tal día como hoy. Es hoy fiesta de Navidad, es decir, la culminación de la noche. Hoy ya brilla luz de sol, y se has espabilado los pastores, y por los alrededores cunde la noticia, y unos y otros, curiosos todos, van a presenciar al recién nacido, que es una criatura algo misteriosa, nacida aquí pero llegada desde lejos. Da igual. Venga de donde venga es una criatura que se estrena y unos padres que se estrenan, y una vida que se estrena, y todo eso siempre es motivo de holganza, de cumplir con el regalito, de desear parabienes, de comprobar como la noche definitivamente se ha alumbrado.
Pues eso, Navidad, Natividad, Nati. Que es niño el que nació pero como Natividad cabe para las hembras, porque se trata de una criatura en la que todo cabe, aunque ahora, ni los padres, ni los pastores, ni los curiosos lo sepan. El tiempo irá desgranando la vida de esta criatura desde lo más anodino hasta lo más estruendoso. Será muchacho de andar caminos y de provocar peleas, si se las provocan, como se verá. Será muchacho de responder cuando se le pregunta, con razón o sin razón, como se verá. Será diestro en el manejo de los enseres que maneja su padre igual que también en la palabra que su Padre le dicta, como se verá. Será un andador de caminos, un hacedor de cuentos, un navegante contra tempestades, un curandero de lo imposible, como se verá. Será un hijo de vecino como todos los hijos de vecinos y como tal lo distinguirán, como se verá. Así que hoy, Navidad, Natividad, nacimiento, Nati, es día en el que comienzan todos los proyectos, y ya andan por ahí adivinos, ya algunos se han adelantado al tiempo profetizando no solamente lo de hoy, también lo de mañana, como se verá.
Está contenta mi amiga Nati, la que tiene un hijo al que llamó Jesús, porque según me cuenta, el hijo y ella se llaman de la misma manera, porque ella nació precisamente el día misterioso en el que los niños se llaman Jesús y las niñas Nati.
Hoy es Navidad y el abrazo se abraza, y la felicidad se desea, y las inquinas se dejan de lado, y los recuerdos reviven. Hoy es una primavera anticipada porque hasta en los altares, al ritmo de aleluyas, hay flores variopintas que los engalanan. Ayer fue noche de estrellas, hoy es día de sol. Ayer fue noche de alumbramientos hoy de florecimientos. Ayer fue noche de brindis hoy día de abrazos. Ayer y hoy son la misma noche con el mismo día pues se trata de la misma fiesta, que es la del nacimiento, la de Dios con nosotros, la de las adoraciones, la de las alegrías sin trabas. Ayer y hoy no es más que el mismo día y la misma noche que no dejan de abrazarse.
Así es que vaya para todos el abrazo, el deseo, el desbordamiento, el bien sino, el andar con buen pie, el apretón de manos, el acercamiento, el aleluya, el Gloria in excelsis Deo, pues es el día y la noche, inseparables, cuando la música se hace carne. Felicidades, Nati. FELIZ NAVIDAD.