La voz del Papa

Autor: Adolfo Carreto

 

 

    La voz del papa no es una voz cualquiera, eso está claro. Pero la de este papa pareciera que es menos cualquiera que la de sus antecesores. Y no porque se trate de una voz cantarina, que no. Siempre he dicho que este es un papa más de pluma que de discurso, más de escritorio que de tablao, más de Encíclica que de catequesis. De este papa pueden cautivar muchas cosas, por ejemplo, su seriedad, que no se yo por qué la seriedad no es don para cautivar, pero lo que no cautiva es su voz. Sobre todo si la comparamos con la de Juan Pablo II, que era voz para cautivar, que lo mismo apostrofaba que susurraba, que era capaz de cantar cuando la juventud se lo pedía, que era capaz de dirigir, desde su balcón, con la mano y con la sonrisa, las cantarinas voces de los cantadores juveniles. No es así la voz del Papa Ratzinger, y que me perdone. Al menos, a mi no me parece.

     Y es precisamente por todos estos antecedentes, y más, por lo que me ha sorprendido la noticia, aunque en esto del copyright, tan degradado, no hay de qué sorprenderse. Dice la noticia, y a ella me atengo que “la radio Vaticana contará y gestionará todos los derechos de autor y de propiedad intelectual del archivo sonoro del papa Benedicto VI, incluido el periodo anterior a su Pontificado”. O sea, que no se han ido por las ramas. O acierto a comprender de si se trata de propiedad privada vaticana o de censura. Porque todo cabe en esta apropiación.

     Pero lo que más me sorprende es la exclusividad tanto del derecho de autor como de la propiedad intelectual. Lo que suena a dinero. Me pregunto ¿hasta dónde y hasta cuando tendremos que pedir permiso para decir que el papa dijo? Porque si digo que dijo todo lo que dijo antes de ser Papa, y no lo digo con el visto bueno del Vaticano, malo. Esto me suena a doctrina Ratzinger desde antes de ser Papa. Y señala la noticia, no sé si con buena o mala intención, que ya anteriormente “la voz del papa Juan Pablo II, así como sus oraciones y canciones, fueron recogidas en algunos CD durante su Pontificado, con un importante éxito comercial”. Así es que todo huele a eso, a comercio. Y no me gusta ese olor tratándose de la divulgación de la doctrina de la fe.

     Están cambiando los tiempos, y de eso no hay duda. Sospeché desde el primer día de la elección que este Papado sería distinto y por ese distinto camino caminaremos. Cada papa tiene su estilo, lo cual es un aval, pues las repeticiones siempre son fastidiosas, pero esto lde apropiarse comercialmente, pues de eso se trata el copyright, de la voz y de la escritura del Pontífice marca un nuevo estilo.

     Un estoy, voy a decirlo, que en este particular del copyright no me satisface. Y eso que yo estoy acostumbrado a citar textualmente al Ratzinger antes de que fuera Papa, que hay mucho que citar de él. Pero con la voz, no me meto. Aunque sé que la voz a veces dice lo que la escritura no dice, con su voz no me meto. Y no por lo del copyright sino porque no me gusta. Ni siquiera en las ceremonias oficiales. No es voz ceremonial. Lo siento.

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