San Patricio o el trebol (17 de marzo)

Autor: Adolfo Carreto

 

 

Yo era como una piedra en una profunda mina; y aquel que es poderoso vino, y en su misericordia, me levantó y me puso sobre una pared. Si no hubiese hecho más que decir esto, ya era suficiente: piedra enterrada, piedra adosada en las profundidades, piedra para quedarse donde está sin otro fundamento. Piedra en pared ya es otra cosa. Piedra en pared es piedra viva, sacada desde la profundidad para comenzar a ser consistente. Piedra de pared. Piedra de edificio: de cabaña, de casa de escuela, de palacio, de templo, de lo que sea. Piedra que ha sido colocada en su lugar para, desde ahí, continuar siendo. Eso fue lo que dijo Patricio, el escocés, el irlandés, el apóstol.
Para entender lo siguiente hay que ubicarnos en el tiempo, como la piedra. Finales del siglo IV, mediados del siglo V. Lo digo porque su abuelo fue sacerdote siendo casado, lo que implica que eso del celibato es después de esta época. Lo digo porque su madre fue pariente de San martín de Tours, lo que implica que a este Patricio lo que fue le viene de raigambre. Luego tuvo que poner lo suyo, porque si es verdad que nadie se hace a espaldas del resto, también lo es que nadie sin el personal esfuerzo, sin la personal decisión.
Eran tiempos piratas, de cazadores de humanos como mercancía para venderla como esclavos. Y Patricio, a los dieciséis años, cayó en las redes. >Dieciséis años para ser vendido como esclavo es una edad muy lucrativa, un producto muy de buena calidad. Y como esclavo fue vendido. Y como esclavo ejerció. Lo dedicó el comprador a pastorear sus rebaños. Otros esclavos fueron dedicados a peores trabajos. Lo de andar con ovejas siempre trae sus recompensas, sobre todo cuando se trabaja como esclavo. El campo no tiene fronteras. El horizonte está donde está. La libertad siempre llama. Mucho tuvo que urgirle a patricio porque la persiguió huyendo. Las ovejas se quedaron sin buen pastor pero otros rebaños lo consiguieron para enrumbarlos por otros pastos.
Se dedicó en cuerpo y alma a evangelizar a los irlandeses luego de salir airoso de un naufragio. Se dedicó a convencer a los enemigos, idólatras, herejes, mientras unos terminaban ayudándolo y otros continuaban persiguiéndolo, a caminar por el mismo trecho. Mucho recorrió. Mucho predicó. Contra muchos hechiceros se enfrentó. Muchas tertulias protagonizó. Abadías hizo. Iglesias construyó. Hasta que los irlandeses consiguieron lo que son.
Lo llaman el hombre del trébol por lo del misterio de la Trinidad. ¿Tres personas distintas y un solo Dios verdadero? Pues sí. Fíjense en el trébol:
Tres hojitas saliendo del mismo tronco, un solo Dios, tres personas, todas alimentándose de los mismo, todas igualitas. ¡Oye, pues sí!