San Nicolás de Flue o el marido separado (2 de marzo)

Autor: Adolfo Carreto

 

 

Érase una vez un hombre que dejó a su esposa para unirse a Dios. No parece sonar bien el principio de este cuento, pero así lo cuentan y así debió ser. Y no suena bien por eso de que separaciones matrimoniales, divorcios y otros devaneos no suenan bien en la Iglesia. Que no es lo mismo divorcio que separación, es verdad. Pero tampoco es tanta la diferencia. Lo que sí choca es eso de dejar a la esposa, amándola, porque se ama más a Dios. Y choca porque uno puede suponer que continuando con la esposa se puede continuar con Dios, si no hay argumento que lo desdiga.
El tal se llamaba Nicolás y era de Flue, un pueblo suizo. De cobarde, nada. De decidido mucho. Pronto se enroló en el ejército y sus méritos militares lo llevaron a capitán. Don de mando tenía. Fuerza para la superación, a raudales. Osadía, no digamos. Y disciplina, pues ya se sabe. Y cuando regresó de la campaña, se casó. Más normal no puede ser una vida normal, sobre todo una vida de soldado normal
El asunto comenzó a cuajar a los cincuenta años. ¿Qué cosas se le estaban metiendo en la cabeza? ¿Dejar todo por Dios?. ¿Por qué?. ¿Para qué? ¿Acaso no había mujer de por medio?. ¿Acaso no había hijos?. Eran cincuenta años, y a esa edad las fantasías ya no pueden prosperar, a no ser que las fantasías anden rondando la locura.
Que es muy posiblemente lo que dijeran familiares, compañeros de trabajo, amigos, vecinos y demás:
- ¿Qué Nicolás se separa de su esposa para dedicarse a Dios? ¿Y en solitario? ¿Y en la montaña?. ¡Ese tipo se ha vuelto loco!
Por más que fuera, revuelo hubo de haber en Flue, su pueblo. Revuelo hubo de haber en bares, iglesia, campos deportivos. Y revuelo en el ejército, cuando se enteraron.
- ¿Qué el capitán Nicolás deja a su esposa para vivir a solas con Dios?.
Chanzas, chistes, risas, comentarios. ¡Tan serio que parecía! ¡Tan bien que dirigía la tropa! ¡Tan eficiente en su trabajo! ¡Tan buen padre de familia! ¿Qué dirá su hijo, el que se metió a cura? ¿Qué dirá el otro muchacho, el alcalde?. Y su mujer, ¿qué es lo que dice?.
Su mujer nada dice. Dicen, eso sí, que respeta la decisión de su esposo, que ella sabe qué es eso de dar la vida por amor, que ella sabe mucho de renuncia y soledad, que ella también ama a Dios sobre todas las cosas. Eso dicen que dice la esposa cuando habla, porque ella es muy comedida.
Cuando una noche hablaron y ella dio el consentimiento para que siguiera su camino es lógico que ninguno de los dos durmiera. Sobre todo si lo que rondaba por sus mentes era aquello de que continuaban queriéndose, tanto como el primer día, más que el primer día.
Así es que Nicolás se decidió y emprendió camino hacia lo desconocido, hacia el monte, en procura del lugar apropiado para estar a solas con Dios desde ahora.. Aquella montaña de allá es la que lo llama. Aquel manantial de allí es el oportuno. Aquella cueva escondida, su casa.
En Flue supieron donde se encontraba y fueron a visitarlo, al principio por curiosidad, luego dicen que en busca de una paz que conseguían. Y 19 nuevo años estuvo allí, a solas con la naturaleza, con Dios. Y cuando murió nadie dijo que había muerto un loco.

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