“Huye hermano huye”

Autor: Adhemar Cuellar

 

 

Me encontré con un amigo, un hermano en la fe, que hace años había comenzado una nueva vida. Jesucristo lo había liberado del alcoholismo,  pero lo encontré nuevamente en estado etílico,  el  había fallado, había caído ante la tentación. Me conto como sufría por haberse dejado llevar por la tentación del alcohol,  me dijo como  sufría  porque quería dejar el alcohol, pero  el vicio había tomado nuevamente el control de su vida, estaba prisionero y dominado por el alcohol,  al  terminar nuestra conversación le pregunte: ¿Qué paso?  ¿Como fue que caíste nuevamente en el vicio?   Y recuerdo que  Me contesto con  una frase de tres palabras que encierran el por qué de su caída: “NO ME ALEJE”…

¡No me aleje!  Esta frase resume el porqué de nuestras caídas

Si le preguntamos a una joven que lleva un embarazo de dos meses por haber entregado su cuerpo al que le prometió amor eterno, y luego de satisfacer sus apetitos carnales la abandono, esta joven  esta lamentándose y ahora dice ¿Por qué no me aleje de la tentación?

¡No me aleje! Dice un drogadicto que luego de haber superado por un tiempo su adicción, hoy nuevamente se encuentra, aun más sumergido en este vicio, y hoy se lamenta diciendo: -Sufro por qué no me aleje!

“No me aleje” es la frase que deduce el por qué de las derrotas ante la tentación.

Muchos de nosotros, al entregar nuestra vida a Cristo,  hemos sido liberados de diferentes inclinaciones hacia el mal,  somos libres de muchas ataduras y debilidades.  Queda claro, que para no volver a caer en la tentación, hay que huir, o mantenernos alejados de todo aquello que sabemos nos quiere seducir y atrapar.

 Una noticia curiosa que leí decía: “Una tortuga escapo del zoológico y  es recapturada después de ocho meses de andar prófuga, la tortuga solo estaba a 300 metros del zoológico”.

Somos como esa tortuga, se podría decir que somos “tortugas espirituales” escapamos de la prisión del enemigo,  pero nos alejamos lentamente de esta cárcel.

 Hemos sido liberados  de la prisión del mal,  pero  pasa el tiempo y no nos alejamos lo suficiente, pasan ocho días, ocho meses, ocho años, y seguimos cerca de la tentación, que nos persigue y por no distanciarnos de esta, caemos y la única respuesta válida es la frase que contienen tres palabras: “NO ME ALEJE”.

Todos los días enfrentamos diferentes pruebas y batallas, recuerde que en  una batalla, la mejor arma del  enemigo es la sorpresa, no deje que el diablo lo ataque por sorpresa.

Un santo decía: “antes de caer en tentación sé lo que tengo que hacer,  después de caer en tentación ya no sé lo que hare

Cuando venga la tentación, no se ponga en un lugar para ver cuánto resiste ¡Cuando siente que viene la tentación huya!, Hay tiempos cuando la cobardía es sinónimo de sabiduría.

En el momento de la tentación, la compuerta de escape esta cerca, está abierta y dice: ¡HUYE ¡

La palabra de Dios nos reitera varias veces que hay que HUIR:

Huyan de las relaciones sexuales prohibidas (1Corintios 6,18)

Huye de las pasiones juveniles (2da Timoteo 2,22)

Por eso mis queridos hermanos, huyan de la idolatría. (1Corintios 10,12-14)  

Querido amigo y hermano que lee esta reflexión, usted sabe  cuál es su debilidad, usted conoce que es lo que lo puede derribar,  solo hay una salida: ALEJARSE y HUIR

Una buena noticia, si la tentación esta acechando  su vida, si en este momento  sus fuerzas, están cediendo ante la tentación, recuerde que tenemos  a Jesucristo, que paso todo tipo de tentaciones, el paso la prueba del sufrimiento y ahora puede ayudar a todos los que están pasando por una prueba o tentación (Hebreos 2,18).

Oración: Padre nuestro en este día te pido me ayudes, la tentación está al acecho, el enemigo de mi alma quiere atraparme, En este momento  me acerco al trono de gracia para que tú me ayudes, te pido que me muestres y me guíes por el camino correcto para alejarme de toda tentación, todo vicio, alejarme de todos los ídolos de hoy, que quieren hacerme prisionero. ¡Confió en Ti Señor! ¡Confió en tu auxilio oportuno!,  Creo que contigo ya no me lamentare diciendo: -“por que no me aleje”-  mas por el contrario con tu ayuda puedo decir y testificar a los demás: “Con Jesucristo, me aleje del pecado, me aleje de toda tentación”  Gracias Señor. Amen