La piscina el tiburón y los peces

Autor: Adhemar Cuellar

 

 

San Lucas 5,4 “Cuando termino de hablar, le dijo a Simon: Lleva la barca a la parte honda del lago, y echen allì sus redes, para pescar.”    
 
Hoy mas que en ningún momento de la historia, existen métodos, maneras diferentes de pescar  para  el reino de Dios. Hoy como nunca existen miles de iglesias, parroquias,  en la actualidad hay abundancia de literatura Cristiana,  existen Biblias de toda clase de todo tamaño, Desde la gigante Biblia ilustrada y familiar, hasta las pequeñas Biblias de bolsillo. Existen medios de comunicación, la televisión, la radio, la Internet , medios por los cuales podemos hacer que los peces  caigan atrapados en las redes del evangelio, pero en la actualidad todos estos métodos y medios para que haya una pesca abundante no lo estamos aprovechándolos,  por que  no hay Pescadores.
  Jesús en el evangelio  nos indica que llevemos la barca a la parte honda y echemos ahí las redes para pescar,  hay que REMAR MAR ADENTRO también nos indicaba el Papa Juan Pablo II.
Los peces abundan pero los pescadores son pocos.  Escuchamos decir que al otro lado de esta vida hay un premio, sabemos por el Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Bautismo, que existe algo inmenso de incalculable valor como lo es la Vida Eterna. Pero muy pocos se animan a cruzar esta vida echando las redes mar adentro y pescando  para el Reino de Dios.  Muchos no se animan a cruzar esta piscina de la vida por miedo al peligro por miedo a las pruebas, por miedo a los tiburones.
 
Cierta vez un hombre rico, tenia una hija de  21 años que además de ser inmensamente rica era muy hermosa, este hombre quería para su hija un esposo valiente,  el rico ansiaba tener como heredero de sus riquezas  a un hombre lleno de valor, y firmeza.  Para ello saca un anuncio en el periódico, ofreciendo en matrimonio a su hija a la persona que  no tenga miedo y demuestre ser  valiente, para comprobar la valentía del futuro yerno el hombre rico, propone una prueba, la cual consistía en atravesar una piscina de 500 metros de largo en la cual habrían obstáculos y peligros que enfrentar,  la persona valiente que logre atravesar la piscina que estaría llena de tiburones, cocodrilos y serpientes,  y logre llegar a la otra orilla ese hombre tendría el honor de casarse con su única hija y por tanto heredar todas sus riquezas.  Los pretendientes al ver el anuncio en el periódico, y conocedores de la belleza y de la riqueza de la doncella, acudieron por miles.  El papa de la futura esposa les explica con detalles que tendría acceso a la mano de su hija, el primer hombre que lograse atravesar la piscina y llegar a la otra orilla, donde estaría por supuesto esperando por su futuro esposo la Bella y esplendida doncella. Su hija.  Los pretendientes estaban listos y preparados para tan osada y remunerada aventura, querían lanzarse a la piscina pero veían los peligros que en ella había, miraban a los cocodrilos que amenazaban con devorar a todo aquel que se sumerja en las aguas, y también estaban las serpientes,  y peor que eso los tiburones por docenas daban vueltas.  Paso 1 hora y nadie se atrevía a cruzar la piscina,  2 horas y nadie cruzaba, Padre e hija al otro lado esperaban impacientes por la valentía de alguien, pero nadie se metía a la piscina, cuando de pronto se ve que alguien cae al agua, y empieza a nadar esquivando los tiburones, el pretendiente valiente se daba modos para esquivar a los cocodrilos y las serpientes,  nadaba y nadaba con mucha rapidez, pasa la mitad de la piscina y seguía el “valiente pretendiente” enfrentándose a la muerte, La Bella hija con su papa gritaban emocionados,  “Ya viene el valiente” “viene mi príncipe valiente” grita la novia.  Y el pretendiente valiente con el último suspiro y fuerza logra por fin llegar a la otra orilla.  La euforia era general todos decían ¡viva el valiente! ¡Bravo!  El padre sale al encuentro de su futuro yerno para abrazarlo, felicitarlo y sobre todo preguntarle como fue que se animo a meterse a la piscina. Y le dice a su futuro yerno,  Oye tu que ¡valiente que eres!  Lo que has hecho es el acto mas valiente que haya visto te ganaste el derecho de ser mi yerno. Como te animaste a entrar a la piscina?   Y el aludido pretendiente responde sabe que Señor:
-         Espéreme un momento,  y preparándose como para pelear con alguien le dice a su futuro suegro,  yo no me metí en la piscina por libre voluntad,  a mi me empujaron, alguien me empujo y yo caí en la piscina,  espéreme un momento voy a ir buscar al que me empujo para desquitármelas, luego vuelvo ya suegrito.  Yo no me metí a mi me empujaron dice el pretendiente valiente.
 
Hoy Nuestro Padre Dios, necesita pescadores ,  Dios necesita Hombres de valor,  personas valientes que se arriesguen a cruzar la piscina de la vida y remar mar adentro en la cual hay peligros, pruebas y obstáculos que vencer, dentro de la piscina en peligro de muerte están muchos de nuestros hermanos, por que la serpiente del mal los tiene atrapados y quiere devorarlos, nuestra misión es la de rescatarlos con las redes del evangelio, Los pescadores para tener la valentía debemos mirar  al otro lado de la piscina donde esta el premio, al otro lado  hay algo hermoso, bello, infinitamente precioso, como es el regalo de  la vida eterna.  Para ello debemos remar mara adentro y cruzar la piscina de la vida
En estos momentos  pueda ser que te encuentres al borde de la piscina, y quieres ser un Pescador del Señor, estas mirando los peligros,  quizás al ver los peligros tienes miedo, pueda ser que te entre el pánico, pero  hay alguien que te dice al oído: no tengas miedo hijo mió, en la vida tendrás que pasar tribulaciones, tendrás que sufrir, pero ¡animo! yo he vencido al mundo (Jn,16,33).
En este instante al verte con miedo el Espíritu Santo sopla a tu oído y te empuja para que te animes a meterte a la piscina.
El Espíritu Santo te empuja para que te animes, para que tengas valor, y te conviertas en un Valiente servidor del Señor.    Adelante hermano empieza a nadar, empieza  tu trabajo de cruzar la piscina buscando y ayudando a tus hermanos que están en peligro de muerte eterna. 
Dios hoy te dice  ¡adelante!  Yo soy quien te manda que tengas VALOR Y FIRMEZA No tengas miedo ni te desanimes  porque yo, tu Señor y Dios estaré contigo dondequiera que vayas (Josué 1,9)  
Echa las redes mar adentro y recuerda siempre que ante las flaquezas y cansancio de la pesca,   al final  esta el invalorable premio de la  Vida Eterna Amen.