Jóvenes por siempre

Autor: Adhemar Cuellar

sitio web: Mensajes con poder  

 

 

Un día Ruperta, dice a su esposo Ruperto:

-Voy a hacerme la cirugía estética

¿Queee…? Pregunta sorprendido el esposo

Con la cirugía estética me voy a quitar veinte años responde emocionada Ruperta.

Pero mi amor dice el esposo, Cuando nos casamos juramos envejecer juntos.

¡Si! Pero yo no estoy apurada, responde sonriendo Ruperta.  

Los años pasan, pero nadie quiere estar apurado en que estos pasen, nadie quiere apurarse en envejecer. Lo cierto es que con su aprobación o su desaprobación el tiempo va pasando, los meses van llegando y los años pasan aprisa.  Cuando esto sucede con nostalgia nos ponemos a cantar el estribillo de aquella canción famosa: 

                    La juventud se va y nos ponemos viejos

                    Los hijos ya no están pues se marcharon lejos

                    Y pensar que los años se van

                    Y pensar que los años se van…

El transcurrir del  tiempo hace que muchos entre en pánico, la llegada a la cabeza sin aprobación nuestra de los primeros cabellos blancos nos pone nerviosos y decimos Auxilio ¡tengo canas!,   las pequeñas arrugas en el rostro de una mujer le hace exclamar: Socorro! ¡Tengo arrugas en la cara!.  Los dolores en el cuerpo cansado por los años se ven reflejados en nuestro rendimiento físico.   Y cuando se trata de hacer algo útil  para el Reino de Dios, podemos poner la vieja excusa: ¡Estoy viejo!  ¡Estoy en la recta final! ¡Ya no puedo hacer nada!  La actitud del cristiano,  ante la llegada de la vejez no tiene que ser negativa.  Usted no puede andar por ahí cantando: “La juventud se fue”   lo que usted y yo tenemos que hacer es cantar la canción del apóstol Pablo: “Por eso no nos desanimamos; al contrario, aunque nuestro exterior está decayendo, el hombre interior se va renovando de día en día en nosotros.” (2da Co 4,16) 

Así tenemos que pensar, de esta manera tenemos que vivir,  no importa cuántos años hayan pasado, no interesa cuantos años vayan a llegar,  a pesar que nuestro cuerpo exterior vaya envejeciendo, nuestro interior tiene que renovarse, es decir debemos  buscar todos los días como rejuvenecer nuestro espíritu.   En lugar de andar pensando, y buscando como retrasar la llegada de los años con cirugías estéticas exteriores, el creyente tiene que  buscar cómo hacerse una cirugía y renovación interior.

Cuando le pregunten: ¿Cuantos años tiene?

Cuando entre broma y broma  el mismo que le pregunta responda por su edad diciéndole: tiene treinta y todos, cuarenta y todos, setenta y todos…

Usted tiene que responder confiadamente: ¡Estas equivocado!  Se es joven mientras se tiene algún motivo para vivir. ¡Y yo tengo mil motivos para ello!,  uno de los tantos motivos es el de amar Dios con todo mi corazón, Servir a Dios ayudando y amando a mi prójimo. Además aunque nuestro cuerpo exterior vaya muriendo, nuestro  interior se va renovando porque sabemos y creemos que aquel que resucito a Jesús de entre los muertos, también nos resucitara a  nosotros: “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, y todos viven por el “(Lc 20,38)

Un dios no de viejos eternos, El  es un Dios que nos transforma en  JOVENES POR SIEMPRE. Amen