Soledad o compañía

Autor: Adhemar Cuellar

 

 

Y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mi. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi  Fe en el Hijo de Dios, que ME AMO,  y se ENTREGO  a la muerte por mí. (Gálatas 2,20)

 

Grabadas sobre una tumba se leían unas palabras muy interesantes y con mucho realismo .

El epitafio no daba las fechas de su nacimiento ni de su muerte. Sólo incluía su nombre, y esta melancólica mini biografía:

Aquí esta  SARA:

DUERME, PERO NO DESCANSA

AMÓ, PERO NO FUE AMADA,

TRATÓ DE AGRADAR, PERO NO AGRADÓ,

MURIÓ COMO VIVIÓ: SOLA.

 

Esas palabras se pueden aplicar a las vidas de multitudes de personas infelices que se sienten solas y no amadas. Puede que estas personas traten de acercarse a otros y hacer amigos, pero sus mejores esfuerzos muchas veces son inútiles.

 

El Señor  tiene un mensaje para cualquiera de nosotros que, como esa mujer, se sienta pertenecer a esa frustrada legión de personas solitarias y no amadas. Son las buenas nuevas acerca del Amigo que tiene tanto cuidado de nosotros que murió por nosotros  en la cruz.

Es sobre el Amigo que nos ama individualmente con un amor que nunca puede ser alienado, que permanece más cerca que un hermano, y que nos comprende perfectamente.

Ese Amigo es Jesús. Cuando por fe nos agarramos de su mano, estirada y traspasada por clavos, quedamos empuñados por su amor, un amor que nunca nos soltará.

¿Le has pedido a Jesús que sea tu Amigo?

 

Aunque las amistades y amores humanos pueden  a veces fallar, la amistad de Cristo  y su amor siempre prevalecerán.